Foto de archivo de una protesta en el barrio de chabolas de Kibera, en Nairobi
REUTERS / THOMAS MUKOYA
Publicado: lunes, 12 febrero 2018 12:57

KISUMU, 12 Feb. (Thomson Reuters Foundation/EP) -

Hacerse mayor, jubilarse y seguir viviendo todavía en un barrio de chabolas era algo que solía asustar a Emma Ochieng. Ahora, esta profesora de primaria de 55 años tiene una nueva casa en una provincia a 45 minutos en coche de la ciudad de Kisumu, en la parte oeste de Kenia.

Durante más de 20 años, esta madre soltera ha sido una más de las muchas personas que viven en el barrio pobre de Nyalenda (Kisumu), que tiene que lidiar con contaminación procedente de un alcantarillado deficiente, los desechos, el ruido y una tasa de criminalidad alta. "Vivir en un barrio decente estaba por encima de mis posibilidades. ¡Tener una casa en la ciudad era poco más que un sueño!", ha relatado Ochieng, en declaraciones a Thomson Reuters Foundation.

Sin embargo, en 2015, Ochieng comenzó a contribuir con 500 chelines kenianos (cuatro euros) a la Cooperativa de Vivienda de Nyalenda, que forma parte del Foro Urbano Local de Kisumu y que tiene como objetivo ayudar a sus miembros, que viven en cinco barrios pobres, a adquirir una vivienda digna. A su vez, la profesora se unió al Sindicato Nacional de Cooperativas de Viviendas de Kenia (NACHU), una organización que construye casas asequibles para personas con pocos recursos en terrenos no urbanizados.

El negocio de las granjas locales está sufriendo por el clima extremo y la subida de la importación de comida. Debido a ello, la gente está emigrando del campo a zonas urbanas. El rápido ritmo de la urbanización en Kenia ha empujado al 56 por ciento de los habitantes de sus ciudades a vivir en suburbios.

"Las viviendas informales se están desarrollando más rápidamente que los planes del Gobierno", ha declarado George Wasonga, el director general de la Plataforma de Desarrollo Urbanístico de la Sociedad Civil. "La gente se está mudando a zonas antes de que el Ejecutivo les pueda ofrecer infraestructuras para servicios básicos como carreteras, agua, alcantarillado, electricidad o seguridad", ha añadido Wasonga.

En la actualidad hay casi 1.000 millones de personas en todo el mundo que viven en barrios pobres y en asentamientos en unas 100.000 ciudades distintas. Muchas de estas barriadas pobres están situadas en las orillas de los ríos o cerca de vertederos o zonas industriales, en territorios deteriorados, pantanosos, empinados, propensos a sufrir inundaciones y otros desastres. Las casas que se construyen allí exponen a sus habitantes a temperaturas extremas, falta de ventilación y desechos tóxicos, lo que va en detrimento de su salud.

Cada año, de los diez millones de personas que emigran a las ciudades en África subsahariana, siete acaban viviendo en barrios de chabolas. De esos siete, solo dos tienen la esperanza de mudarse a un sitio mejor, según las cifras citadas en un informe de la ONU de 2016 sobre suburbios.

GRUPOS DE SALVAMENTO

Ochieng forma parte de este grupo de dos millones de personas. La profesora obtuvo las llaves de su nueva casa en abril de 2016. Jessica Wekesa, la coordinadora regional de Nyanza de NACHU, ha explicado cómo la cooperativa ayuda a la gente a ahorrar pequeñas cantidades para que puedan adquirir sus propias parcelas y viviendas. Los miembros de NACHU se organizan en grupos de 20 y eligen una parcela de tierra adecuada. Tras eso, NACHU lleva a cabo una verificación de los antecedentes de los miembros del grupo, les ayuda a registrar la parcela y les concede un préstamo para ayudarles a realizar la compra.

La organización construye casas para primeros compradores con dos habitaciones, un baño y una cocina y se las proporciona a sus dueños. El cliente paga la parcela de tierra, la casa y los servicios relacionados con una tasa al 14 por ciento del saldo reducido de su préstamo. Tras eso, se les concede el título de propiedad.

En los últimos siete años, NACHU y sus socios han levantado alrededor de 2.000 casas en siete regiones de Kenia para personas con rentas bajas. "Utilizamos tecnología barata y disponible localmente. Hemos utilizado ladrillos realizados a partir de arena mezclada con agua y expuesta a altas temperaturas", ha explicado George Kopallah, el coordinador del Foro Urbano Local de Kisumu.

Ochieng ha detallado que se esperaba que cada miembro de su grupo ahorrase al menos 140.000 chelines, lo que a ella le llevó alrededor de un año. Las 20 personas que adquirieron una vivienda junto a ella se distribuyeron en grupos de cinco y se prestaron los unos a los otros dinero de sus ahorros colectivos a un interés del diez por ciento, compartiendo sus ingresos adicionales al final del año. "Esto me ayudó a multiplicar mis ahorros para la casa, así como para pagar las tasas de la escuela de mi hija", ha recordado la profesora.

La casa de Ochieng ha costado 704.000 chelines, lo que incluye el coste de la parcela comunal en la que sus casas han sido construidas. La profesora espera recibir el título de propiedad en abril de 2019, después de terminar de pagar el préstamo. Ochieng también ha pedido prestado dinero del banco para ampliar su salón.

Esther Akinyi, madre de dos hijos de 41 años, ha confesado que el grupo de microahorro le ha ayudado a lidiar con los niveles de renta impredecibles de su empresa de diseño e impresión. "Enfrentarse a la carga familiar siendo una viuda puede llegar a ser agotador a veces", ha declarado Akinyi. El préstamo del grupo le ha permitido pagar las tasas de la escuela mientras expande su negocio, aunque no ampliará su vivienda hasta que haya pagado lo que debe.

IMPULSO NACIONAL

En una época en la que las ciudades no hacen más que extenderse, los líderes locales y los activistas que se han reunido en el Foro Urbano Local en Kuala Lumpur esta semana están trabajando sobre cómo hacer que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles, en línea con los objetivos de desarrollo globales.

La Nueva Agenda Urbana, adoptada por los miembros de la ONU en 2016, recomienda a los Gobiernos priorizar las políticas de vivienda en el marco de las políticas de desarrollo nacionales y locales.

El Ejecutivo keniano pretende construir 200.000 viviendas sociales para mejorar las condiciones de vidas de las clases más desfavorecidas que residen en los barrios más pobres, así como 800.000 casas asequibles para las clases medias en los próximos cinco años. El sector privado cubrirá el 60 por ciento de lo que se espera que sea un coste de 2,6 billones de chelines, el Fondo de Seguridad Social cubrirá el 30 por ciento y el Tesoro cubrirá el último diez.

Como parte de este esfuerzo, el Gobierno del condado de Kisumu quiere levantar 10.000 viviendas sociales importando paneles prefabricados de fibrocemento y de acero galvanizado. El Ejecutivo local ha dicho que los inversores se encargarán de financiar el proyecto y que ha planeado reservar parcelas de tierra gratuita para los promotores para reducir costes.

Por el momento, en Nyalenda, 40 familias se han beneficiado de estas nuevas viviendas sociales y la Cooperativa de Viviendas ha conseguido dos hectáreas de tierra en las que construir cien hogares más. Valentine Ochiambo, presidente de la Cooperativa, ha declarado que su objetivo es que los 325 miembros de la organización (de los cuales, dos tercios son mujeres) tengan "no sólo un lugar al que llamar hogar, sino que dicho hogar esté en un ambiente que no sea peligroso y que les proteja de las condiciones climáticas cambiantes y de la contaminación".

Mienras tanto, Ochieng está mucho más contenta que cuando residía en
el barrio de chabolas, donde gastaba al menos 600 chelines cada mes para comprar agua para cocinar y para hacer la colada. Ahora, ha reducido su factura de agua casi en una tercera parte y tiene suficiente como para una ducha y el baño e incluso para regar sus verduras. "Aunque ha sido un viaje largo, ha sido gratificante", ha declarado Ochieng. "Mi futuro y el de mi hija están asegurados", ha concluido.

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