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Actualizado: domingo, 20 diciembre 2015 17:49

MADRID, 20 Dic. (EUROPA PRESS) -

Uno de los tipos de atentado terrorista más difíciles de impedir es el que tuvo lugar en París. Es perpetrado en una ciudad, por un grupo reducido de asaltantes, armados con explosivos y fusiles de asalto, que emplean con el suficiente grado de competencia. Se mueven en coches a toda velocidad, viajando rápidamente de un objetivo a otro entre una población confundida y aterrorizada y un paso por delante de las fuerzas de seguridad.

Es un modelo de atentado enormemente difícil de prevenir, explica un informe del grupo de expertos en seguridad Soufan, y que tiene grandes probabilidades de repetirse en un futuro. París es el último y trágico ejemplo de un escenario que alcanzó su apogeo en 2008, en Bombai, cuando diez terroristas mataron a lo largo de tres días a 164 personas e hirieron a 300.

"Son ataques", explican los expertos de Soufan, "sofisticados en lo que se refiere en tácticas y planificación, pero no así en armamento". No obstante, es un déficit subsanado por el arma empleada: el fusil de asalto AK-47, omnipresente en esta clase de atentados, "mucho más letal que cualquier tipo de chaleco explosivo".

IMPOSIBLES DE DETENER

"La perturbadora realidad es que esta clase de ataques son casi imposibles de detener, una vez en marcha", explica Soufan Group. Sí que son relativamente susceptibles de ser detectados de antemano, dado que son varios atacantes y su plan incluye muchas fases.

En términos generales, y siempre antes del atentado, "las medidas antiterroristas tradicionales funcionan bien", si bien, como demostraron los atentados de París, el sistema esconde debilidades, apunta el grupo. No obstante, y una vez iniciados, las probabilidades de minimizar los efectos del ataque dependerán de una población "más vigilante".

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