Mohamed bin Salman, príncipe heredero saudí
REUTERS / AMIR LEVY
Actualizado: lunes, 22 octubre 2018 11:58

Riad niega su implicación en el asesinato de Jashogi pero en la familia real hay un creciente malestar

  MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
   Mohamed bin Salman, príncipe heredero saudí y quien gobierna en realidad los designios de este reino rico en petróleo, se encuentra en una situación cada vez más complicada, después de que Riad haya reconocido que el periodista Yamal Jashogi murió en su consulado en Estambul en lo que ha calificado como una "operación clandestina".
   Aunque un funcionario saudí ha asegurado a Reuters que MbS, como se le conoce popularmente, no dio la orden de acabar con Jashogi, quien huyó del país tras alejarse de la corte para la que antes trabajó, la implicación de personas muy cercanas a él le deja en una situación cuanto menos complicada.
   "No hubo órdenes de que lo mataran o incluso lo secuestraran específicamente", ha señalado el funcionario consultado por Reuters, que ha hablado bajo condición de anonimato y ha precisado que había una orden permanente para que los críticos con la monarquía regresaran al país. "Mohamed bin Salman no tenía conocimiento de esta operación específica y ciertamente no ordenó el secuestro o asesinato de nadie", ha aseverado.
   Por ahora hay 18 detenidos en relación con los hechos, entre los que según la cadena Al Arabiya se encuentra Maher Mutreb, un coronel de la Inteligencia saudí, quien fue elegido para la operación porque había trabajado con Jashogi en Londres.
   Mutreb es uno de los saudíes próximos al príncipe heredero a los que el 'New York Times' consiguió identificar de entre el grupo de quince sospechosos señalados inicialmente por las autoridades turcas en relación con la desaparición de Jashogi.
   Según informó esta semana el diario estadounidense, Mutreb trabajó en la Embajada saudí en Londres y acompañó al príncipe Mohamed en varios de sus viajes este año, incluidos los realizados a Estados Unidos, España y Francia, donde se le puede ver en las fotos tomadas durante las visitas.
   El ministro de Exteriores saudí, Adel al Jubeir, ha intentado desmarcar al príncipe heredero de lo ocurrido, asegurando que no estaba al tanto y restando importancia al hecho de que Mutreb haya sido fotografiado acompañándole. Así, ha dicho que "es normal" que salga en algunas fotos como parte de su dispositivo de seguridad puesto que el personal "rota entre distintos altos cargos". El que alguien aparezca en una foto no implica que fueran próximos (al príncipe heredero) para nada", ha asegurado.
   Pero más delicado aún para el heredero al trono es el cese del que todos consideran su mano derecha: el asesor de la Casa Real Saud al Qahtani. Fuentes consultadas por la agencia Reuters señalan que Al Qahtani hablaba con frecuencia en nombre del príncipe heredero y que daba órdenes directas a altos cargos, incluidos algunos del aparato de seguridad.
   En un mensaje publicado en Twitter en agosto de 2017, Al Qahtani escribió: "¿Creéis que tomo decisiones sin directrices? Soy un empleado y un fiel ejecutor de las órdenes de mi señor el rey y mi señor el leal príncipe heredero".
   También está estrechamente vinculado al heredero al trono el 'número dos' de los servicios de Inteligencia, el general Ahmed al Asiri, a quien igualmente se ha apartado de su cargo. 
   Al Asiri fue el portavoz de la coalición militar árabe que el príncipe Mohamed orquestó en marzo de 2015 para apoyar al Gobierno yemení y en 2017 fue promovido por este a su puesto actual y quien también forma parte del círculo de confianza del joven príncipe, de 33 años. Según las autoridades saudíes, fue él quien organizó el equipo que tenía que llevar a Jashogi de vuelta al país y que puso a Mutreb al frente del mismo.

MBS ES QUIEN GOBIERNA EL REINO

   Desde que desbancó a su primo el príncipe Mohamed bin Nayef como heredero en junio de 2017, MbS ha continuado acaparando poder y nadie duda de que es él quien gobierna el país, relegando a su padre el rey Salmán, de 82 años, a un segundo plano.
   También en esta crisis él y su entorno habrían tratado de mantener al margen al monarca, ofreciéndole solo información sesgada sobre lo que se estaba comentando sobre la desaparición de Jashogi. Sin embargo, según han contado fuentes cercanas a la familia real a Reuters, dada la magnitud que la situación estaba adquiriendo el rey tomó las riendas y envió a uno de sus hombres de confianza, el gobernador de La Meca, Jaled al Faisal, a Turquía.
   A su regreso de Turquía, donde se reunió con el presidente Recep Tayip Erdogan, el príncipe habría confiado a familiares que "resulta muy difícil salir de esta". "Estaba realmente contrariado", han contado estos al 'New York Times'.
   Según este diario y el portal Middle East Eye (MME), en la familia real saudí existe malestar con el comportamiento del príncipe heredero, quien en estos años desde que su padre llegó al trono en 2015 ha tratado de deshacerse de aquellos dentro de la familia Al Saud que pudieran suponer un obstáculo para su llegada al trono.
   Algunos miembros de la familia real están preocupados con la deriva que está tomando el reino bajo el mando de MbS, sin embargo tienen problemas para trasladar esa preocupación al rey Salmán, del que dudan que esté al tanto de los tejemanajes de su hijo, según el 'New York Times'.

¿CAMBIO EN LA LÍNEA DE SUCESIÓN?

   Por su parte, MME informaba el viernes, horas antes del anuncio de Riad, de que en la casa real saudí se estaba discutiendo un posible cambio en la línea de sucesión en el que también estaría implicado Estados Unidos, según una fuente de Inteligencia occidental. El viaje del secretario de Estado, Mike Pompeo, a Riad la semana pasada se enmarcaría en este esfuerzo, según la fuente.
   No obstante, los expertos y disidentes saudíes consultados por este medio consideran improbable que el príncipe Mohamed pueda ser apartado. "La familia real no se posicionará con nadie más", defiende un disidente saudí con estrechos vínculos con la familia real.
   Según él, se mantendrán unidos porque "creen que MbS será rey y tienen que estar del 'lado bueno'" y en segundo lugar porque "si inician un conflicto interno, todo el país se desmoronará y ninguno de los miembros de la familia real querría esto".
   En la misma línea se expresa Andreas Krieg, profesor adjunto especializado en el Golfo del King's College de Londres. Aunque reconoce que seguramente en la familia real habrá discusiones sobre "cómo gestionar la cuestión de MbS, ya que de alguna manera se ha convertido en una carga", son conscientes de que "no queda nadie de la vieja guardia que realmente pueda retarle".
   "Ha creado un régimen que en cierta medida es a prueba de balas para la oposición desde fuera de los hijos del rey Salmán". "Tendría que haber un golpe interno en palacio para deshacerse de él", subraya Krieg, que apunta a que en Washington se habla de la posibilidad de que su hermano, el embajador en Estados Unidos Jalid bin Salmán, pueda ser nombrado como segundo en la línea sucesoria para "demostrar al mundo que MbS está abriendo su liderazgo autocrático para incluir a otros".

SOLO EL REY PUEDE CONTENER AL PRÍNCIPE HEREDERO

   "Solo hay una persona dentro de Arabia Saudí que puede retar a Mohamed bin Salman y es el rey", sostiene por su parte Joseph A. Kechichian, académico en el Centro Rey Faisal de Investigación y Estudios Islámicos de Riad, citado por el 'NYT'. Según este experto, el monarca tiene que considerar no solo la mancha que el caso ha dejado en la reputación de su hijo sino cómo continuar con el programa de reformas 'Visión 2030' que este ha puesto en marcha.
   Un diplomático occidental con amplia experiencia en Arabia Saudí sugiere al 'NYT' que el rey podría intentar reducir los poderes del príncipe heredero, redistribuyendo el control que actualmente este ejerce sobre los servicios de seguridad. "La marca ha quedado irreparablemente manchada y a nivel nacional necesitan hacer algo para controlar a MbS y acorralarle", sostiene.
   Para Robert Lacey, historiador británico y que ha escrito sobre la familia real saudí, "el príncipe heredero tiene un gran problema de credibilidad ahora mismo y en las décadas por venir". En declaraciones al 'Washington Post', subraya para los "líderes democráticos Occidentales" resultará difícil a partir de ahora el ser "fotografiados estrechando la mano a este hombre".
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