Los refugiados somalíes de Dadaab, nerviosos por su futuro

Refugiados somalíes en Dadaab
Foto: ACNUR / J. BROUWER
     
Actualizado: domingo, 19 abril 2015 10:53

ACNUR está buscando una "solución aceptable" con el Gobierno de Kenia

   MADRID, 19 Abr. (EDIZIONES) -

   Dadaab tiene el dudoso honor de ser el campo de refugiados más grande del mundo. Situado en el norte de Kenia, alberga a más de 351.000 refugiados, de los que la inmensa mayoría son somalíes. Desde hace una semana, sobre los habitantes de Dadaab pesa una enorme espada de Damocles: el Gobierno keniano quiere cerrar el campo en un plazo de tres meses.

   El campo está compuesto en realidad por cinco campamentos --Dagahaley, Hagadera, Ifo, Ifo2, Kambioos-- y su construcción comenzó en 1991 tras la caída del régimen de Siad Barre en la vecina Somalia. Se encuentra en el condado de Garissa y a unos 95 kilómetros de la ciudad del mismo nombre.

   Garissa se ha hecho tristemente famosa en las últimas semanas por el ataque perpetrado por el grupo terrorista somalí Al Shabaab contra su universidad, que dejó 148 muertos. El atentado más mortífero hasta la fecha en Kenia por parte del grupo islamista ha empujado al Gobierno de Uhuru Kenyatta ha emprender una serie de medidas para tratar de evitar nuevos ataques.

Dadaab

Refugiadas cocinando en el campo de Dadaab. ACNUR/Luca Catalano Gonzaga

   La más polémica hasta la fecha fue la anunciada hace una semana por su vicepresidente, William Ruto: "Hemos pedido a ACNUR que reubique a los refugiados en tres meses o de lo contrario los reubicaremos nosotros mismos". El motivo de la repentina petición, que se teme que Al Shabaab cuente con presencia dentro y esté usando el campo para cometer ataques en territorio keniano.

RECONSIDERAR LA DECISIÓN

   Desde el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), se han apresurado a pedir al Gobierno keniano que reconsidere su decisión, advirtiendo de que "el hecho de forzar a los refugiados a regresar a Somalia tendría consecuencias muy importantes a nivel práctico y humanitario".

   Pero no se dan por vencidos. Según ha indicado a Europa Press Emmanuel Nyabera, portavoz de ACNUR en Kenia, la agencia de la ONU está manteniendo discusiones con el Gobierno y "esperamos que podamos encontrar una solución que pueda abordar las preocupaciones del Gobierno keniano y también las obligaciones que tiene de proteger a los refugiados".

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Una vista aérea de uno de los campos de Dadaab. OIM/ACNUR / B.Bannon/ Octubre, 2011

   ACNUR, ha subrayado, ya está apoyando a las autoridades de Kenia a hacer que se respete la ley y el orden dentro de Dadaab y "estamos dispuestos a seguir apoyándoles". Además, ha recordado, ha firmado un acuerdo con Nairobi para "garantizar que las repatriaciones son voluntarias".

   Lo que "de ningún modo nosotros podemos hacer es implicarnos en una posible repatriación" de los refugiados somalíes ya que "no está en nuestro mandato", ha puntualizado Nyabera. En Kenia residen en la actualidad más de 420.000 refugiados somalíes, de los que 335.000 residen en Dadaab.

   Por ello, "animamos al Gobierno de Kenia a respetar sus obligaciones internacionales y a garantizar que la repatriación, si se produce, es voluntaria", ha añadido el portavoz de ACNUR.

LOS REFUGIADOS, "NERVIOSOS"

   Ante este panorama, no es de extrañar que los refugiados estén "nerviosos", según ha reconocido Nyabera. Desde ACNUR, ha añadido, les han informado de la situación y les han hecho saber que están discutiendo con el Gobierno para buscar una solución.

   Por otra parte, ha explicado que algunos refugiados ya han regresado voluntariamente a Somalia y otros han visitado el país, por lo que les han informado de cómo es la situación allí. El Gobierno somalí, con el apoyo de tropas de la Unión Africana, incluidas kenianas, ha conseguido expulsar a Al Shabaab de amplias zonas bajo su control pero la inseguridad sigue estando presente, así como la pobreza y las recurrentes sequías que han aquejado tradicionalmente al país.

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Trabajadora de ACNUR ayuda a registrar a refugiada somalí con discapacidad. ACNUR/ B. Bannon 

   ACNUR, ha recordado el portavoz, tiene en marcha un programa de apoyo a aquellos refugiados somalíes que quieren "regresar de forma voluntaria" a su país. Desde que se puso en marcha, el pasado 8 de diciembre, y hasta el 31 de marzo, 2.048 refugiados han regresado a territorio somalí, principalmente a Kismayo (73%), pero también a Baidoa (25%) y a Luuq (2%).

EL 97,4% NO TIENE INTENCIÓN DE REGRESAR

   Antes de llevar a cabo este programa, ACNUR realizó un sondeo de intención de retorno entre los refugiados somalíes y el resultado fue contundente: el 97,4 por ciento manifestó que no tenía intención, frente al 2,6 por ciento que dijo que pretendía regresar durante los próximos 24 meses.

   El porcentaje de los que estudiaban volver a su país era mayor entre los que habían buscado refugio en Kenia en los últimos años, en comparación con los que lo hicieron hace más tiempo. No es de extrañar. Como reconoce Nyabera, "algunos de ellos son personas que han nacido en este país, en este campamento y tienen a sus familias aquí".

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Estudiantes esperan en fila para empezar las clases en una escuela temporal. ACNUR / S. Modola

   Según las estimaciones de ACNUR, en Dadaab hay unos 180.000 niños en edad escolar --entre 3 y 17 años--, lo que supone alrededor de la mitad del conjunto, de los que solo alrededor del 50 por ciento van a la escuela. Para estos niños, Dadaab es el único mundo que conocen y en muchos de los casos nunca han salido más allá de sus confines.

   De hecho, el 96 por ciento de los refugiados del campo nunca salen de él. Los que lo hacen, principalmente para ver a familiares que quedaron atrás o para comprobar cómo están sus propiedades o negocios, son menos reticentes a la idea de regresar a su país natal que los que no han vuelto a tener contacto.

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La ampliación del campo de Ifo se diseñó para hacer frente a la llegada de refugiados somalíes durante la crisis en el Cuerno de África en julio de 2011. ACNUR / B. Bannon / Julio 2011

   En cuanto al principal motivo que les disuade de volver, la respuesta fue contundente: el 94,1 por ciento dijeron que la seguridad. El segundo argumento fue la falta de empleo, con un 1,7 por ciento, y seguido de la falta de vivienda, con un 0,7 por ciento.

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