TAIPÉI, 2 Jul. (DPA/EP) -
La presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen, ha instado este martes a Hong Kong a abordar las preocupaciones de los manifestantes, un día después de que se atrincheraran en la Asamblea Legislativa y ondearan banderas de la antigua colonia británica de Hong Kong
"Me preocupa que pueda haber un enfrentamiento peor por delante si las demandas de la gente siguen sin ser atendidas", ha afirmado Tsai, según ha recogido la Agencia Central de Noticias.
La presidente denunció a principios de este año el plan del mandatario chino, Xi Jinping, para aplicar la misma fórmula 'un país, dos sistemas' del Gobierno de China que se aplica en Hong Kong. El plan era una amenaza para el "estilo de vida libre y democrático" de Taiwán, según afirmó en enero.
Este lunes por la noche, el ministro de Asuntos Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, señaló que los ciudadanos de Hong Kong estaban "furiosos y frustrados".
"Está claro que el régimen del Partido Comunista de China 'un país, dos sistemas' no es más que una mentira. Insto a la comunidad mundial a apoyar la lucha popular por la libertad y unas elecciones totalmente democráticas", recalcó Wu.
Las tensiones han aumentado durante las últimas semanas a raíz de las protestas contra el proyecto de ley de extradición a China. A lo largo de la jornada la Policía ha hecho uso de gases lacrimógenos para sofocar a cientos de personas que ocuparon la Asamblea de la región administrativa especial.
El lunes por la mañana, unas 550.000 personas han participado en una manifestación de celebración de la devolución de Hong Kong a China entre Victoria Park y la calle Chater, en el centro de la ciudad.
Los manifestantes han permanecido toda la noche en la zona con la intención de iniciar las protestas a las 8.00 horas (hora local) para manifestar su rechazo a la ceremonia celebrada este lunes con motivo del vigésimosegundo aniversario de la devolución de Hong Kong a China.
La propuesta de ley plantea la posibilidad de extraditar a China a algunos detenidos en Hong Kong, en lo que sus detractores consideraban una posible amenaza para la seguridad de los arrestados, dada la precaria situación de los Derechos Humanos en el gigante asiático.
