Zimbabue.-Tsvangirai cree que el bipartito traza un futuro sin Mugabe y espera que el "interés general" aborte sabotajes

Actualizado: miércoles, 17 septiembre 2008 17:01

Descarta que el presidente sea juzgado, pero apela a "dejar actuar al Estado de Derecho" incluso entre miembros del nuevo Gobierno

LONDRES, 17 Sep. (De la corresponsal de EUROPA PRESS, Eva Martínez Millán) -

El nuevo primer ministro de Zimbabue, Morgan Tsvangirai, consideró que el acuerdo de poder compartido sellado esta semana entre su partido, el Movimiento para el Cambio Democrático (MCD), y la Unión Nacional Africana de Zimbabue (ZANU-PF) esboza una estructura de futuro sin el durante casi tres décadas presidente, Robert Mugabe, y confió en que el "interés general" del país prime sobre las diferencias entre los socios y elimine la posibilidad de sabotajes internos.

En una entrevista exclusiva al diario británico 'The Guardian', Tsvangirai se mostró covencido de que el propio ZANU-PF ya se está "moviendo" sin contar con el veterano mandatario, si bien reconoció que en la nueva era que Zimbabue acaba de inaugurar todavía existe un "clima de desconfianza" entre los miembros de la coalición que obligará a extremar las precauciones de las relaciones políticas.

Así, tras meses de enfrentamiento a raíz de las presidenciales del pasado marzo y la reacción internacional que generó la falta de respeto a los resultados por parte de Mugabe, el hasta ahora líder opositor reconoció las dificultades de relación entre los recientes enemigos políticos, especialmente ante la presencia en el nuevo gabinete de algunos de los ejecutores directos de la campaña de intimidación que durante meses motivó una profunda crisis en el país y su propio exilio temporal.

No obstante, en la entrevista Tsvangirai dudó de que el presidente vaya a sentarse en el banquillo de los acusados por episodios sucedidos a lo largo de su mandato, si bien matizó que algunos integrantes de la dirección del ZANU-PF, incluidos miembros del actual Ejecutivo de unidad, podrían afrontar cargos por sus antecedentes.

"No creo que Mugabe como persona pueda ser responsable, pero hay varios niveles de violencia institucional que ha tenido lugar y estoy seguro de que seremos capaces de estudiarlo", advirtió, tras lo que apeló a "dejar actuar al Estado de Derecho". "Todos reclamamos el Estado de Derecho y si alguien ha cometido algún delito deberá ser juzgado", precisó.

NUEVAS RESPONSABILIDADES

Con todo, la prioridad actual para Tsvangirai se basa en iniciar las responsabilidades del nuevo gabinete, en el que su tarea pasa por la dirección de un consejo de ministros encargado de la gestión rutinaria del país, mientras Mugabe presidirá un gabinete compuesto por los mismos miembros que asumirá el diseño de las políticas.

En este contexto, el nuevo primer ministro reconoció la existencia de una "sospecha y desconfianza inherente" sobre Mugabe, a su juicio, "comprensible dada su historia y su papel" --"es parte de su legado", subrayó--, pero añadió que el dirigente "debe entender que el futuro no está en sus manos, sino en las de aquellos que abogan por un cambio de dirección porque es lo necesario para rescatar al país". "Y creo que él lo aprecia", aseveró.

Además, declaró que su posición al frente del Consejo de Ministros, en el que Mugabe no estará presente, lo capacitará para gobernar directamente a partir de una relación con los ministros de ZANU-PF que son conscientes de que el mandatario pertenece al pasado. Una consecuencia que, precisamente, es el "objetivo principal" de modelo trazado, que permite "construir una relación estructurada fuera del gabinete" de Gobierno.

DIFICULTADES DE RELACIÓN

Sin embargo, reconoció que el entendimiento será difícil inicialmente, puesto que entre los integrantes de la formación que durante las pasadas tres décadas controló Zimbabue se encuentran acérrimos enemigos de un cambio que han aceptado por la presión internacional. Por ello, consideró que "debe haber una combinación de cuidado personal del equipo y de eliminar esas actitudes negativas".

Así, pese a estar "seguro de que no todos tienen que estar de acuerdo" y augurar "desacuerdos", Tsvangirai confió en que "al final todos estén motivados por lo que es el interés del país". "Intentaré estimularlo", aseveró, aunque asumió que algunos ministros de Mugabe sabotearán sus iniciativas: "Serán envidias, pero estoy seguro de que nadie enrocado en esas tendencias negativas va a conducir al país al rescate, ¿con qué objetivo?".

Por ello, restó también trascendencia al discurso del presidente el pasado lunes tras la firma del acuerdo de poder compartido, en el que invocó el pasado y mostró un cuestionable compromiso con el Gobierno, con una descripción como "cosecha Mugabe en estado puro: sin arrepentimientos, desafiante, incluso cuando está abandonando".