Metro ha acogido en sus 90 años los cambios de la sociedad española reflejados en más de una veintena de películas

Actualizado: martes, 13 octubre 2009 16:27

MADRID, 13 Oct. (EUROPA PRESS) -

Metro de Madrid cumple 90 años el próximo sábado y durante todas estas décadas, según recuerda la compañía, el suburbano ha sido testigo de los cambios de la sociedad española reflejados en más de una veintena de películas de cine de directores como Almodóvar, Berlanga, José María Forqué, José Luis Garci o Fernando León de Aranoa.

El 17 de octubre de 1919, el rey Alfonso XIII, inauguraba la primera línea del Metro de Madrid con una longitud total de 3,48 kilómetros, ocho estaciones y 10 minutos de trayecto que unían la Puerta del Sol y Cuatro Caminos. El Metro de Madrid echaba a andar al tiempo que aparecían los primeros filmes.

Directores como Fernando Trueba, Agustín Díaz Yanes, Antonio Mercero, Pedro Lazaga, Eloy de la Iglesia, Jaime Chavarri, o Álvaro Fernández Armero han usado en alguna ocasión el Metro de Madrid para desarrollar una escena, situar un personaje o simplemente, mostrar una emoción.

Así, al igual que el cine europeo aprovechó el fenómeno del tren, en España se utilizó a una locomotora como protagonista de una de sus primeras filmaciones, 'La llegada de un tren de Teruel a Segurbe', un filme anónimo presentado en Valencia el 11 de Septiembre de 1896.

Aunque es en los años 60 cuando aparece 'Atraco a las tres', (1962) de José María Forqué, donde la actriz Gracita Morales subía apresurada las escaleras de la boca de metro de Ventas y era arrasada por una avalancha de personas que accedían a la estación.

El Metro también aparece en 'El Verdugo' (1963) de Berlanga, en una de cuyas escenas el personaje que interpretaba Nino Manfredi iba en busca del que recreaba Pepe Isbert para devolverle un maletín y la escena transcurría en la boca de Metro de Carabanchel, por entonces llamado suburbano.

En 'Un vampiro para dos' (1965) de Pedro Lazaga, los títulos de créditos muestran el exterior e interior de las paradas de Sol y Plaza de España, mientras que el director, utilizando la técnica de cámara subjetiva, se convierte en un imaginario viajero al que el espectador acompaña desde que compra el billete, hasta que desciende por las escaleras metálicas, plagadas de letreros publicitarios de Coca Cola o Heno de Pravia.

Ya en los 70, y de nuevo de la mano de Pedro Lazaga, el Metro se convertía en el protagonista del arranque de su película, 'Estoy hecho un chaval' (1977) con Paco Martínez Soria, donde incluso se podía apreciar el remolque y la numeración del vagón.

También en esta década, la estación de Goya se transformaba en una pesadilla para Quique San Francisco y José María Rodero en 'La larga noche de los bastones blancos' (Javier Elorrieta, 1977), donde interpretaban a dos ciegos que se quedan toda la noche atrapados en la estación.

En los años 80, Pedro Almodóvar presentaba su segundo largometraje, 'Laberinto de Pasiones' (1982), con una Cecilia Roth que se sube en la estación de Aluche y se maquilla en el interior de un vagón de la serie 300, mientras los viajeros que van apretujados dentro, la contemplan.

Otras de las películas más representativas de esta década, 'La estanquera de Vallecas' (1987) de Eloy de la Iglesia también empleaba una parada del Metro de Madrid, la de 'Puente de Vallecas', para situar a los dos pillos que van a hacerle la vida imposible a Emma Penella.

Por su parte, la primera secuencia de 'Ópera Prima' (1980), a su vez primera película de Fernando Trueba, también se desarrolla en una boca de metro, en este caso obviamente es Ópera, donde los protagonistas Óscar Ladoire y Paula Molina se reencuentran. Incluso, el cartel promocional de la película es justamente la escena en que se encuentran los protagonistas.

Ya en los 90, Fernando León de Aranoa dejaba que sus 'Princesas', Candela Peña y Micaela Nevárez, y los tres amigos de 'Barrio', Javi, Manu y Rai (Críspulo Cabezas, Timy Benito y Eloy Yebra), dejaran en el Metro de Madrid testimonio de sus miserias, de sus sueños, de sus aspiraciones o de sus fracasos.

Entre otras, destaca 'Tiovivo c.1959' (2004) de José Luis Garci, donde se recrea una estación de Metro de 1953 con Elsa Pataky de taquillera; el cortometraje 'El Columpio' (1993) de Álvaro Fernández Armero; 'Báilame el Agua' (Josecho San Mateo, 2000); 'Las bicicletas son para el verano' (Jaime Chavarri, 1983); 'El Arte de Morir' (Álvaro Fernández Armero, 2000) y 'Sin noticias de Dios' (2001), de Agustín Díaz Yanes.