El Museo Reina Sofía desvela las luces y sombras de María Blanchard

A7_BLANCHARD
MUSEO REINA SOFÍA
Actualizado: martes, 16 octubre 2012 16:34

MADRID, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -

Federico García Lorca describía cariñosamente a Maria Blanchard como una "dulce sombra" o un "animalito asustado en un rincón", pero el Museo Reina Sofía saca de la sombra a esta mujer con una retrospectiva que abarca por completo su trayectoria artística y muestra su particular estilo cubista, que se distingue por su rigor formal y su austeridad.

A través de 74 obras, la mayoría de ellas pinturas, el Museo Reina Sofía reivindica el trabajo de esta española, que vivió ligada al dolor físico por culpa de la enfermedad y cercana tanto en su producción como en su vida personal a artistas como Diego Rivera y Juan Gris, y coetánea de figuras como Picasso, Gargallo o Jacques Lipschitz. La muestra estará abierta hasta el 25 de febrero.

María Blanchard (Santander, 1881 - París, 1932) creció con una joraba, era bajita y usaba unas "espesas gafas de miope", explica Carmen Bernández en el catálogo de esta muestra, que también reúne una selección de once dibujos y variada documentación en torno a la figura de la artista.

LIBRE GRACIAS AL CUBISMO

Para Maria José Salazar, comisaria de la muestra, Blanchard es la "una gran desconocida" en España, que se "abrió paso en un mundo de hombres" y que "logró su libertad a través del cubismo". "Brilló con una luz muy propia en su momento", ha subrayado Salazar durante la presentación de la muestra.

De manera cronológica, la exposición narra la trayectoria profesional de María Blanchard, desde sus primeros de formación (1908-1914) y presenta algunas de sus obras más tempranas, en las queda reflejada la influencia de sus diferentes maestros.

"En esta primera etapa centra su iconografía en el retrato, a través del cual podemos rastrear su evolución-- explica la comisaria-- pasa de los colores sobrios y el dibujo firme, sujeto al tema a una mayor riqueza colorista". En esta etapa destaca ' La española' (1910-1915) una obra figurativa que guarda muchas similitudes con otra obra comenzada en esta época y con la que Blanchard logrará gran éxito y reconocimiento: 'La comulgante'.

El recorrido expositivo continúa revelando 35 pinturas de su periodo Cubista (1913-1919), movimiento al que Blanchard se adscribe en París y al que aporta plasticidad y sentimiento. En esta etapa compartió taller, tertulias y viajes por Europa con Diego Rivera y Juan Gris.

"No cabe duda, en mi opinión de que la obra cubista de María Blanchard supera la de conocidos coetáneos: Albert Gleizes, Auguste Herbin, Louis Marcoussis, Jean Metzinger o Fernand Leger", alega la comisaria de la muestra.

En su etapa cubista, Blanchard evoluciona desde producciones cercanas a Diego Rivera "hacia un cubismo más sintético", cercano a la estética de Juan Gris, e incluso a algunos de los cuadros de Blanchard se les quitó su firma, y se le imprimió la de Juan Gris, según ha declarado en rueda de prensa María José de Salazar.

A continuación, y como nexo de unión entre esta etapa y la siguiente, la muestra reúne en una sala casi una docena de dibujos cubistas y figurativos realizados por Blanchard en ambas etapas. En ella se exhibe 'La Comulgante' (1914-1920) con la que alcanza el reconocimiento de público y crítica.

SU ÚLTIMA ETAPA, LO MÁS CONOCIDO

Para terminar, la última gran sala de esta retrospectiva concentra, bajo el epígrafe 'Retorno a la Figuración' (1919-1932), su última fase artística con 26 pinturas. En este periodo se centra lo más conocido de su producción y destacan piezas como 'El Borracho' (1920), 'El niño del helado' ( 1924) o 'La convaleciente' (1925-1926).

En 1927, tras varios acontecimientos en su ámbito personal, entre ellos, la muerte de Juan Gris, el ánimo de la artista decae y provocan un periodo de "inflexión" con una "iconografía más sensible, melancólica y poética", explica la comisaria de la muestra.

"María Blanchard vivió una época compleja" subraya María José Salazar y recuerda que desde un punto de vista conceptual, "la transferencia de la experiencia vital, el dolor y el sufrimiento a los personajes representados en el lienzo, permite trazar un cierto paralelismo entre su trabajo y el de la mexicana Frida Kahlo".