Una niñera acusada de intentar matar a una niña de dos años culpa a los hermanos de los golpes: "Eran muy brutos"

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Archivo - Entrada de la Audiencia Provincial - Gustavo Valiente - Europa Press - Archivo
Publicado: martes, 28 noviembre 2023 13:37


La madre relata los traumatismos y hematomas que presentaba su hija, que la llevaron a ser hospitalizada varias veces

MADRID, 28 Nov. (EUROPA PRESS) -

Una niñera acusada de un delito de asesinato en grado de tentativa sobre una niña de dos años ha negado en el juicio que la agrediera de forma violenta y ha culpado a los hermanos de los posibles golpes que habría sufrido la pequeña.

"Sus hermanos eran muy brutos, sobre todo el pequeño", ha esgrimido la acusada a preguntas de su abogado frente a la versión del padre de que sus hijos mayores tenían "extremo cuidado" con la niña.

La cuidadora se enfrenta a una petición fiscal de 25 años de cárcel y a una indemnización de 8.000 euros, así como una multa de 15.000 euros por los daños morales causados. La vista oral concluirá mañana con los informes finales y la última palabra.

La acusada fue contratada el 1 de septiembre de 2016 con carácter indefinido para desarrollar funciones domésticas como empleada de hogar en el domicilio de Madrid. En su declaración, ha relatado que entre las funciones encomendadas tenía la de cuidar de los tres hijos menores de edad de la familia.

Según el fiscal, el 28 de febrero de 2018, cuando se encontraba a solas con los menores, agredió "violentamente" a la más pequeña en la cabeza con algún objeto contundente no identificado.

Sin embargo, la acusada niega tal acusación y sostiene que se dio en la cabeza con un juguete, un "pianito, y que se pudo golpear con él al pelear con sus hermanos, que eran "muy brutos". Según ha dicho, los niños se abalanzaban sobre ella y la ponían contra la alfombra.

El fiscal mantiene que tras esta agresión, la menor presentaba en la exploración clínica una cefalohematoma a nivel frontal izquierdo y rigidez cervical, "por lo que en aquel momento se le diagnosticó contusión cervical y traumatismo craneoencefálico leve, siéndole prescrito ibuprofeno para el alivio del dolor".

A partir de entonces la niña comenzó a presentar dificultades para dormir e incapacidad para permanecer tumbada por la incapacidad para girar el cuello, siendo necesaria la colocación de collarín cervical para su curación.

La procesada niega igualmente otro episodio violento en el que la menor presentaba chichones en la cabeza y en la boca, a lo que la mujer ha esgrimido que mordió la cuna sin que se cayera en ningún momento.

"¿Usted golpeó a la menor o la dio con un objeto contundente en la cabeza?", le ha preguntado el abogado defensor, a lo que ha respondido que "no". Además, ha relatado que el hijo mayor del matrimonio le comentaba que sus padres discutían mucho y que incluso a veces le castigaban sin cenar. "Se desahogaba conmigo", ha relatado.

GOLPES Y HEMATOMAS

Durante su interrogatorio, la madre ha explicado que Rebeca en septiembre de 2016 empezó a trabajar en la vivienda. Ya en 2017, los padres detectaron un chichón en la cabeza de la niña y la cuidadora les comentó que se había caído. En otra ocasión, observó que la menor tenía sangrado en el pañal y ya en el pediatra le comentaron que tenía un cardenal. Los padres la llevaron al hospital.

En otro de los casos de presunto maltrato, la acusada avisó a la madre de que la niña se había caído y que se había mordido la boca. "Al llegar a casa, noté que la niña no podía girar el cuello. Y nos fuimos a la Paz. Me dijo que se había dado con la cabeza en el suelo agarrando un órgano de juguete", ha narrado la progenitora, quien ha agregado que a partir de ese día, su hija no se levantaba de la cuna.

También ha relatado que el 13 de marzo de 2018, Rebeca la avisó que la niña estaba llorando y que presentaba unas heridas en la boca. "La niña se tocaba y lloraba y lloraba. No se podía tumbar", ha contado entre lágrimas.

La madre preguntó a la cuidadora que por qué su hija tenía tantos golpes y ésta le comentó que la niña se movía mucho. "¡Qué quiere que la ate a las patas de la cama!", la espetó entonces. Al día siguiente, la niña tenía la cabeza deformada. Los médicos le dijeron a la madre que el golpe no era normal, ya que tenía despegado el pabellón auricular, y que era algo gravísimo.

A preguntas de la defensa sobre por qué denunció a su clienta, la testigo ha respondido que los médicos la dijeron que la habían maltratado y que había riesgo de muerte. "Solo había estado con Rebeca", ha aseverado.

En su turno, el padre ha corroborado al tribunal la versión de su esposa y ha recalcado que sus hijos mayores tenían "extremo cuidado" con la niña, comentando que no tenían buena relación con la empleada. Una vez que rescindieron el contrato, pusieron el asunto en manos de sus abogados y siguieron en todo momento sus indicaciones.

En la testifical, la doctora que atendió a la menor han ratificado las lesiones que presentaba la niña y ha referido que la madre le comentó que la menor estaba con la niñera cuando se produjeron los diferentes traumatismos, uno de ellos con fractura craneoencefálica y desplazamiento de pabellón auricular (oreja).

LESIONES GRAVES

En su escrito, el fiscal relata el incidente ocurrido el 13 de marzo de 2018, en torno a las 16:30 horas, cuando la procesada intentó acabar con la vida de la niña de la misma forma, es decir, golpeándola nuevamente de forma violenta en la cabeza.

Como consecuencia de esta agresión, la menor sufrió despegamiento de pabellón auricular derecho, hematoma en región retroauricular, edema de partes blandas perihematoma y hematoma circular en mejilla derecha y en región retroauricular izquierda.

Al presentar estas lesiones, se efectuaron diversas pruebas radiológicas a la menor siendo necesario para ello aplicarle anestesia general, diagnosticándosele fractura parietal izquierda compleja con múltiples trayectos y mínimamente desplazada, hematoma subdural parietal, hematoma subgaleal, así como fractura del arco posterior derecho de la vértebra cervical C2, quedando ingresada de forma inmediata en la unidad de reanimación del servicio de neurocirugía con el fin de poder controlar la evolución de las lesiones ante el riesgo vital de las mismas.

La niña permaneció dos días hospitalizada para la observación y control de la evolución de las lesiones, requiriendo de analgésicos y de collarín cervical durante un mes de forma continua y discontinua hasta el segundo mes para su curación, tardando setenta y cuatro días en curar sin quedarle secuelas.

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