Actualizado 10/09/2008 19:10

Innova.- Un grupo de la UPCT prevé preparar robots de observación oceanográfica para la costa de la Región

MURCIA, 10 Sep. (EUROPA PRESS) -

El grupo de División de Sistemas e Ingeniería Electrónica de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) prevé construir robots que cumplirán funciones de observación oceanográfica en la costa murciana, tales como medir temperaturas, presiones, detectar movimientos de especies y tomar imágenes del fondo.

Este grupo realizará esta labor como parte de la creación del Observatorio Oceanográfico Costero regional (OCCMur), que se prevé que estará listo en 2010, por lo que aún no existe financiación y la idea es sólo un proyecto en estado "embrionario", según informó a Europa Press su investigador principal, Andrés Iborra.

Este catedrático de la UPCT señaló que el trabajo de su grupo de investigación "se remonta tiempo atrás, cuando tuvimos un trabajo con Navantia, a la que contribuimos con el desarrollo de robots submarinos autónomos", y también trabajaron en la elaboración submarinos para la inspección de conductos.

Sin embargo, aseguró que su futuro trabajo en el OCCMur "tendrá cierta similitud con el desarrollado hasta ahora". Así, hasta el momento abordaron, sobretodo, desarrollos dirigidos a la industria naval, y los nuevos proyectos "estarían más dirigidos a la investigación en el campo de la oceanografía".

En este sentido, adelantó que los trabajadores dijo que los submarinos en los que han trabajado son emisarios de sustancias, con cables submarinos, y no se atrevió a adelantar si los futuros robots serán capaces de detectar maremotos, plagas o vertidos tóxicos de procedencia natural o artificial.

Iborra organizó el XV Seminario Anual de Automática, Electrónica Industrial e Instrumentación (SAAEI 08), que hoy acogió una ponencia del científico titular de la Unidad de Tecnologías Marinas del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Jaume Piera, quien habló sobre 'Observatorios permanentes en el fondo del mar. Retos tecnológicos y oportunidades futuras de investigación'.

Precisamente, Piera explicó en su charla la concepción de los observatorios permanentes submarinos, "que tienen como mínimo una autonomía de varios meses o bien son estrictamente permanentes y pueden estar aportando datos de forma indefinida". Así, trató de aclarar sus ventajas, los retos que suponen desde el punto de vista tecnológico y las oportunidades que presentan en España.

Y es que estos sistemas, que todavía no son una realidad y se encuentran en estudio e investigación, "empiezan a existir como prototipos, especialmente en Asia, en Estados Unidos, y en Europa, donde empiezan a haber algunas cosas en algunos países, España entre ellos".

Concretamente, Piera apuntó a esta redacción que estos sistemas "son un sistema de cableado que consiste en montar una red de sensores, cuyo origen fue la incorporación de sismómetros submarinos".

Sin embargo, actualmente estos mecanismos "se han extendido y perfeccionado, y ahora los hay que pueden ofrecer, desde el punto de vista físico, información sobre las corrientes del mar, así como propiedades físicas del agua, su temperatura y conductividad, al tiempo que hay, incluso, sensores orientados a detectar aspectos biológicos o químicos".

En España, las aplicaciones prácticas de estos sistemas "servirían para casos como el problema del Prestige, donde se produjo un vertido incontrolado de sustancias nocivas", y tendría utilidad "incluso, en fenómenos como las mareas rojas, que son una excesiva proliferación de microalgas tóxicas que pueden tener consecuencias en todo tipo de acuicultura".

La detección de estos fenómenos naturales en estadios tempranos "puede permitir, por ejemplo, tomar la decisión de sacar el cultivo antes de que la proliferación de algas los convierta en organismos tóxicos". Y es que, en casos como el mejillón, o la ostra, "filtran mucha agua e incorporan las toxinas en su metabolismo, por lo que al final no son aptos para el consumo".

En cuanto a las posibilidades de investigar en esta área, Piera indicó que, en España, "hay mucha industria de este tipo, y cualquier mecanismo que ayude a prevenir sería de utilidad", por lo que consideró que el respaldo a estas investigaciones es bastante probable. Y es que el efecto que pueden tener estos problemas "ronda los centenares de millones de euros en el orden de diez años".

Estas mareas, según Piera, "se dan recursivamente en cualquier punto de la costa donde hay actividades de este tipo de acuicultura, y pueden afectar a peces también, a cualquier organismo que viva en el mar, ya que el origen puede ser de causas naturales, pero también artificiales, como el hecho de que pueda haber un vertido de sustancias artificiales".

No obstante, el científico advirtió que en estas piscifactorías "siempre se hace un seguimiento con un coste muy elevado, ya que supone salir con la barca, coger muestras, analizarlas, detectar la presencia de algas, y hacer pruebas con los organismos", mientras que los robots permanentes "simplificaría esta labor".

"Hay iniciativas de investigación que hoy día son solo prototipos en el extranjero, y es complicado hablar de costes, que serán elevados, pero variará en función de la extensión que se quiera alcanzar con la red y, en principio, su coste queda claramente compensado con los beneficios económicos que hay detrás".

En cuanto a la detección de maremotos, Piera dijo que en 1775 hubo uno "muy similar al de Sumatra en la costa de Portugal, y en el Mediterráneo podría darse, puesto que hay actividades de tipo volcánico, y el tsunami se genera normalmente por que haya un terremoto fuerte y se produce una onda expansiva que genera el maremoto".

Hay zonas como Sicilia, "donde es mucho más activo y probable, pero nuestra costa entra también dentro de las posibilidades, tanto en la costa Mediterránea como en la costa atlántica, donde también es posible, aunque siempre hablamos de baja actividad sísmica".