MADRID, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -
El juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, alertó hoy de que en Pakistán "están germinando" las redes yihadistas como "en ningún otro país". Por ello, subrayó la necesidad de una política de cooperación entre países en el área de la inteligencia y la comunicación. Así lo aseguró en una entrevista a TVE recogida por Europa Press, donde añadió que el terrorismo islámico puede generar un "efecto devastador" debido a la utilización de suicidas, así como a que el periodo de preparación de un atentado "no es equivalente al grado de organización de otros grupos terroristas, como al de la banda ETA".
Pese a "estar en una situación grave" respecto a esta forma de terrorismo, Garzón precisó que en Occidente se está "avanzando" para luchar contra las actividades yihadistas."España es un ejemplo de esa actividad preventiva, se está actuando con rigor y con una efectividad alta, no sólo en en el ámbito policial sino también en el judicial", apostilló.
El magistrado de la Audiencia Nacional también habló sobre el viaje que realizó hace unos meses a Afganistán con motivo de la grabación de un programa especial que emitirá TVE sobre la vulneración de los Derechos Humanos y la situación alegal de cárceles como la de Guantánamo. En este sentido, calificó la prisión ubicada en la base naval de la Bahía de Guantánamo como "un enclave diabólico, que no deja de ser el ejemplo más negativo del fracaso del Estado de Derecho frente al terrorismo".
Asimismo hizo mención a la situación en Afganistán y señaló que el Gobierno "se limita prácticamente" a Kabul al tiempo que celebró que las fuerzas de la OTAN, y en particular las tropas españolas, están desarrollando labores de "seguridad y, sobre todo, humanitarias muy importantes" en el territorio. No obstante, a su juicio, todavía "queda muchísimo camino por andar" para que la situación en el país afgano se normalice.
Preguntado sobre el libro "El alma de los verdugos" en el que ha participado junto con el periodista de TVE Vicente Romero, y que investiga los crímenes y la represión ocurrida en los años setenta en Argentina, Garzón señaló que la obra ahonda en la personalidad de los torturadores. "El libro reflexiona desde el punto de vista de los verdugos, que hace que estas personas puedan torturar y mientras llevar una vida social, familiar y religiosa normal".
"Son gente normal en los que la degradación y el emborrachamiento del poder genera una sensación de impunidad tremenda", manifestó para agregar que, en consecuencia, no se puede perder "nunca" la "conciencia de que el Estado de Derecho es básico porque nos legitima y nos diferencia".
