El Supremo ratifica la condena de 49,6 años impuesta al 'Moro' por el triple crimen de la calle Tajo de Valladolid

Actualizado: martes, 2 junio 2009 16:08

La condena de 38 años sobre el mayor de ambos hermanos, conocidos como los 'Píos', permanece también invariable ya que no recurrió

VALLADOLID, 2 Jun. (EUROPA PRESS) -

El Tribunal Supremo ratificó la condena de casi 50 años de prisión impuesta en 2007 a Rafael J.L. ('Moro') como autor, junto con su hermano Álvaro, más conocidos ambos como los 'Píos', del triple crimen de la calle Tajo de Valladolid ocurrido en día 2 de diciembre de 2005, donde una pelea registrada con los hermanos Teodoro y Rubén S.E, que acudieron al inmueble en busca de droga, se saldó con la muerte a tiros y puñaladas de estos últimos y de la propia esposa del segundo de los dos condenados, que recibió un disparo fortuito en la cabeza.

El fallo del Alto Tribunal desestima así el recurso de casación que había interpuesto Rafael J.L.--su hermano mayor no recurrió la sentencia--y, por tanto, confirma la pena de 49,6 años que le impuso la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia de Valladolid por dos delitos de asesinato (19 años por cada uno de ellos), un delito de homicidio doloso (10 años) y otro año y medio por delito de tenencia ilícita de armas, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

El condenado y su hermano mayor, Álvaro, sobre el que recayó en su día una condena de 38 años de prisión por dos delitos de asesinato que no recurrió, habrán de abonar, de forma conjunta y soliaria, indemnizaciones por importe global de 560.000 euros, de ellos 170.806 para la madre de los hermanos asesinados, así como 7.763 euros a cada uno de los otros tres hermanos de las víctimas.

Paradójicamente, Rafael tendrá también que indemnizar también a su propio hermano Álvaro en 93.166 euros por haber dado muerte a su esposa durante el tiroteo y con 38.819 euros a los siete hijos de ésta.

ALEVOSÍA.

La tipificación como asesinato de las dos muertes de los hermanos Rubén y Teodoro S.E. parte de la convicción de que los condenados atentaron de forma alevosa contra la vida de las víctimas con "claro dolo de matar", lo que se infiere de las clases de armas utilizadas contra ellas (cuchillo y pistola semiautomática), de la posición en que se encontraban agresores y agredidos, "muy cercanos y con garantías de éxito en la consecución del fin buscado, y por la dirección en que dirigieron sus armas hacia los cuerpos de los fallecidos".

En el caso de la muerte de Rosa G.C, cuñada de Rafael, la sentencia entiende que este último cometió un homicidio doloso, pues, sin tener intención de matarla, "tuvo que representarse que con su acción de disparar en la forma que lo hacía podía alcanzar a la víctima", máxime cuando ésta se hallaba detrás de los hermanos Teodoro y Rubén y dadas las reducidas dimensiones del lugar en el que se produjeron los hechos.

Aunque Álvaro mantuvo en el juicio que no estuvo presente en el escenario del triple crimen, el fallo justificó su condena en el hecho de que en su día, pocos días después de lo ocurrido, el condenado reconoció ante la policía y luego ante el juez haber participado.

Durante el juicio, Rafael J.L, de 32 años, asumió la autoría de las tres muertes registradas en el domicilio que su hermano tenía en la calle Tajo de Valladolid, donde se había refugiado desde hacía dos meses pues era buscado por la Justicia por otro crimen cometido en Madrid, y exculpó a Álvaro de lo ocurrido ya que, según dijo, no se encontraba en ese momento en el inmueble.

El 'Moro', quien no mostró atisbo alguno de arrepentimiento y relató lo ocurrido con extrema frialdad, declaró que la madrugada de autos los hermanos Teodoro y Rubén S.E, ambos politoxicómanos, se personaron en el edificio de la calle Tajo para comprar droga a una vecina que ocupaba el piso superior al de su hermano Álvaro, cosa que trató de impedir por miedo a que la Policía Nacional hiciera acto de presencia y descubriera su escondite.

En el transcurso de la pelea entablada con los fallecidos, Rafael explicó que sacó la pistola semiautomática del calibre 6,35 que llevaba en el pantalón, vació el cargador "a quemarropa" contra Rubén y Teodoro y vio cómo el primero de ellos caía al suelo, al tiempo que sacó de otro bolsillo una navaja de 10 centímetros de hoja que utilizó para acometer al segundo.

"¡A uno lo mato a tiros y lo veo caer a plomo y luego me lanzo a por el otro y le doy de puñaladas y puñaladas. Le apuñalé por todos los lados pero no se moría, de ahí que cogiera un palo y le diera también con él!", recordó el 'Moro', quien alegó en su descargo que una de las víctimas le causó lesiones en las manos con un objeto punzante.

"¡ERAN ELLOS O YO!"

Con respecto a la esposa de su hermano Álvaro, Rosario G.C, que falleció al recibir un disparo accidental en la cabeza, el 'Moro' aseguró lamentar dicha muerte que calificó de "sin querer". De hecho, el acusado explicó que no le dio tiempo a pensar que el uso de la pistola dentro del piso de su hermano, donde se encontraban también sus siete hijos, pudiera poner en peligro más vidas. "¡Si no saco la pistola yo estoy muerto ahora mismo. Eran ellos o yo, y esos eran unos drogados que venían a lo que venían, y por eso les maté", sentenció Rafael sin vacilar.

Su hermano Álvaro, de 37 años, pese a que tanto en comisaría como en el juzgado reconoció que estuvo en el lugar de los hechos, modificó su versión y mantuvo en todo momento durante el juicio que aquella madrugada se encontraba a dos calles de distancia de su casa cuando se produjo la refriega. Así, el imputado aseguró que no se percató de nada hasta que vio a lo lejos un "hervidero de gente alrededor de su casa y muchos policías", y fue entonces cuando se enteró de que su esposa había resultado gravemente herida y había sido trasladada de urgencia a un centro hospitalario.

MÁS DE UN AUTOR, SEGÚN LOS FORENSES.

Sin embargo, el Ministerio Fiscal se desmarcó de dicha versión y se mostró convencido de la implicación de Rafael y Álvaro en el doble asesinato de los hermanos Teodoro y Rubén, en primero en calidad de autor y el segundo como coautor, afirmación que basó, fundamentalmente, en el testimonio aportado por los forenses que examinaron los cadáveres de los dos toxicómanos.

Y es que los peritos calificaron de "probable" que en la pelea tomara parte más de un agresor, debido a los distintos tipos de lesiones que presentaban los cuerpos y la multiplicidad de armas empleadas, tales como una pistola, una navaja y un palo u objeto contundente de superficie roma.

En su informe sobre la naturaleza de las heridas que presentaban los dos cadáveres, los forenses explicaron que el menor de ambos hermanos, Rubén, de 27 años, recibió tres disparos de pistola, uno de los cuales le afectó a la vena aorta y causó una gran hemorragia que provocó su fallecimiento en pocos minutos, aunque también sufrió otros golpes producidos por un objeto contundente.

Su hermano Teodoro, de 33 años, recibió otro disparo en la parte superior del tronco, golpes con un palo o porra y, fundamentalmente, una docena de heridas por arma blanca, una de las cuales, la mortal, le seccionó la garganta y originó un shock hemorrágico que le mató también en pocos minutos.