Análisis: Fire Emblem: Awakening - El imperio del rol naciente

Análisis: Fire Emblem: Awakening en www.Europapres.Es/portaltic
PORTALTIC
Actualizado: viernes, 3 mayo 2013 13:05

MADRID, 3 May. (Gustavo Acero/Portaltic) -

Entre todas las sagas de Nintendo que han traspasado las fronteras de Japón, Fire Emblem es quizá la más desconocida por el público occidental, y no por falta de longevidad (vamos por la séptima entrega lanzada internacionalmente de un total de catorce) o calidad argumental y jugable en cada uno de sus títulos, sino por el género tan específico al que pertenece: rol táctico, las dos palabras más odiadas por los fans de la acción bélica desenfrenada y Kim Jong-un.

Para ponerle remedio, el estudio de Nintendo Intelligent Systems (Paper Mario y WarioWare) se han propuesto crear el Fire Emblem más ambicioso, accesible y regenerador hasta la fecha con una doble finalidad: reactivar el interés de los jugadores que ya se incorporaron a la saga con Game Boy Advance, y atraer a nuevos públicos que aún no se habían animado a darle una merecida oportunidad. El resultado de tamaño reto no es otro que el segundo mejor juego de todo el catálogo de 3DS, sólo por detrás del remake de Zelda: Ocarina of Time, lo cual ya es mucho decir.

FUEGO DE TRONOS

Fire Emblem: Awakening es un juego de estrategia por turnos ambientado en un mundo de fantasía medieval donde conviven mercenarios, magos, dragones y príncipes como Chrom, protagonista de la historia y descendiente del legendario Marth, héroe al que muchos ya conoceréis por su presencia en Super Smash Bros Melee.

Pero las auténticas protagonistas del juego son las batallas, que se desarrollan en mapas con forma de tableros compuestos por casillas, muy en la línea de Final Fantasy Tactics, Ghost Recon: Shadow Wars y especialmente Advance Wars, desarrollado por el mismo estudio de Fire Emblem y del que hereda una mecánica casi idéntica. Nuestro objetivo es mover a nuestras unidades por el mapa para avanzar posiciones, derrotar a las tropas enemigas y conquistar territorios.

Al atacar, la perspectiva aérea pasa a un plano tridimensional más espectacular gracias a los trabajadísimos modelados y animaciones de los personajes, los efectos de luz y el acertado uso del efecto 3D, que también se hace notar en los mapas a vista de pájaro (tanto que alguno sobrevuela el terreno como si se saliese de la pantalla). Al finalizar de cada combate, podemos gestionar el inventario, adquirir armas y mejoras en las tiendas, reponer objetos desgastados y sobre todo, entablar relaciones con los múltiples personajes de la trama a través de los clásicos diálogos.

Volviendo al campo de batalla, la exploración cede todo el protagonismo a la estrategia, que combina la accesibilidad de su sencilla mecánica con la creciente profundidad de sus posibilidades tácticas. Además de pensar cómo colocar cada unidad, a quién llevarnos a la batalla, a qué unidades sacrificar o qué armas y habilidades equipar, debemos sacar el máximo rendimiento de las clases disponibles: espadachín, caballero, jinete, arquero, saqueador, sacerdote, conquistador... y así hasta 45 diferentes, cada una con sus propias armas y habilidades que irán aumentando junto con los puntos de experiencia. De nosotros depende promocionar a nuestros guerreros a una clase superior una vez alcancen el nivel 20 (el máximo es 40) o cambiarles a una nueva, gracias a un sistema de clases muy bien implementado.

Como veis, la extensa cantidad de opciones nos proporciona una gran libertad de decisión en las batallas, pues se nos permite trazar todo tipo de estratagemas en función de nuestras necesidades tácticas.

En este sentido, otro elemento fundamental es la inclusión de un personaje clave: el avatar (cuánto daño has hecho, James Cameron), un aliado totalmente personalizable que se convierte en el principal apoyo de Chrom. Pero el mayor acierto de Awakening es la posibilidad de elegir entre tres niveles de dificultad (más un cuarto nivel infernal) y dos modos de juego: Clásico y Novato. En el primero, los personajes caídos son irrecuperables, mientras que el segundo nos permite resucitarlos, algo que nos ahorra el marrón de reiniciar batallas fallidas de una hora pero que al mismo tiempo desvirtúa la esencia de la saga, pues sólo perdiendo a un aliado al que nos unía cierta empatía aprendemos a asumir nuestros errores y planificar nuestros movimientos con más cabeza.

CÓMO RECLUTÉ A VUESTRA MADRE

Y aquí es donde entra en escena la brillante construcción de personajes como eje narrativo de la historia, que se sucede a través de múltiples diálogos que nos perfilan el trasfondo personal e idiosincrasia de cada uno, si bien algunos de ellos pecan de estereotípicos y prescindibles, sobre todo cuando tenemos más ganas de guerra y menos cháchara. En cualquier caso, este grado de interacción alcanza su cúspide con la fastuosa opción de unir fuerzas entre personajes: bastará con colocar a dos de ellos en casillas colindantes para aumentar la eficacia de nuestros movimientos ofensivos y defensivos e incluso rematar al enemigo.

Pero la novedad más gratificante es, sin duda, la posibilidad de hacer que nuestros personajes se enamoren, se casen e incluso engendren hijos a los que reclutar en nuestro equipo, incorporando habilidades hasta entonces reservadas a clases del sexo contrario. Vamos, que entre batallas y amoríos esto acaba convirtiéndose en Pearl Harbor (la película), sólo que aquí no nos dormimos, que para eso el juego se subtitula Awakening. Eso sí, al igual que en la vida real, algunas uniones son inviables por incompatibilidad de caracteres, algo que vendrá determinado por el guión y no por nuestros actos. Por otro lado, se echa en falta el doblaje al castellano, aunque podemos elegir entre escuchar las voces en inglés con subtítulos en nuestro idioma o las originales en japonés.

Por último, toca hablar de la otra gran baza del juego: su duración. La historia consta de 25 capítulos (sin contar los opcionales) que, en nuestro caso, nos han llevado más de 35 horas de gratificante vicio, aunque el aluvión de contenidos adicionales alargan aún más la experiencia. Así, podemos descargar vía SpotPass personajes y armas clásicos de la saga, además de revisiones de mapas ya conocidos mediante DLCs de pago. Estos extras compensan el mediocre multijugador, que se reduce a partidas cooperativas sin posibilidad de librar duelos entre consolas, ni siquiera por Wi-Fi local, una decisión tan desacertada como incomprensible.

CONCLUSIÓN

Con sus pequeñas lacras e innumerables virtudes, Fire Emblem: Awakening consigue reunir en torno a una misma consola a estrategas tradicionales y jugadores advenedizos, ofreciendo a ambos tal cantidad de opciones, misiones secundarias y contenido adicional que desearéis haber descubierto esta saga mucho antes. El perfecto calibrado de su dificultad, sus épicas batallas por turnos y el magistral virtuosismo narrativo de sus diálogos no sólo derribarán vuestros posibles prejuicios hacia el rol estratégico, sino que directamente convierten a este Fire Emblem en el más excelso de la saga y en la prueba irrefutable de que, en contra de lo que decía Marx (Groucho, no Karl), "inteligencia militar" no siempre son dos términos contradictorios.

Lo mejor:

- La historia y las relaciones entre sus personajes.

- Sencillo en controles pero profundísimo en opciones.

- La libertad de elección en cuanto a niveles de dificultad.

Lo peor:

- Sus batallas más difíciles pueden alargarse demasiado.

- La historia presenta ciertos elementos típicos y manidos.

- El modo multijugador, limitado a un cooperativo insulso.

Gráficos: Fantástico diseño de personajes y grandiosas animaciones. 9,3.

Sonido: Temas épicos (nuevos y clásicos), pero voces sin doblar. 8,4.

Jugabilidad: Sin ser perfecta, su mecánica es intuitiva y muy versátil. 9,2.

Diversión: Todo lo entretenido y absorbente que puede permitir su género. 9,1.

Total: Si abres tu mente a la guerra pausada y reflexiva, estás ante el máximo exponente del rol táctico en cualquier consola. Desafiante, accesible y largo como pocos. 9,2