El arzobispo de Barcelona rechaza la despenalización de la eutanasia apoyada por el Comité de Bioética de Cataluña

Actualizado: jueves, 2 marzo 2006 19:12

BARCELONA, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -

El arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, afirmó que la vida tiene un valor "muy grande" y por lo tanto rechaza la eutanasia activa porque "no construye una cultura de la vida, sino una cultura de la muerte".

El arzobispo de Barcelona, en su carta dominical 'Palabra y vida', se refiere así al documento del Comité Consultivo de Bioética de Cataluña, que apoyó la despenalización de la eutanasia. Al respecto afirma que "la Iglesia ha de decir una palabra en esta cuestión grave que afecta a los derechos de la persona y a la visión cristiana de la vida y de la muerte. La vida humana es sagrada (...) El derecho a la vida es anterior al Estado; por esto no puede manipular la vida de la persona humana".

El arzobispo Martínez Sistach cita a Juan Pablo II el cual afirma que "cada vez es más fuerte la tentación de la eutanasia, es decir, de apoderarse de la muerte, procurándola de una manera anticipada y poniendo así fin 'dulcemente' a la propia vida o a la de los demás". "Por eutanasia activa --añade Martínez Sistach-- hay que entender una acción o una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, con la finalidad de eliminar cualquier dolor. Por esto la eutanasia es una grave violación de la ley de Dios.

"Se ha escrito, añade el arzobispo, que la eutanasia no resuelve los problemas del enfermo, sino que lo que hace es destruir la persona que tiene los problemas. Habida cuenta del valor de la vida humana, la eutanasia no se puede considerar como un progreso, sino como un paso que abre las puertas a muchas otras consecuencias gravísimas. Una sociedad que no valora debidamente la vida humana no construye una cultura de la vida, sino una cultura de la muerte".

La encíclica de Juan Pablo II titulada 'El Evangelio de la vida' sale al paso también del "llamado encarnizamiento terapéutico", que son intervenciones médicas que ya no son adecuadas a la situación real del enfermo. El Papa afirma que "en estas situaciones, cuando la muerte se prevé inminente e inevitable, se puede renunciar a tratamientos que procurarían sólo una prolongación precaria y penosa de la vida, sin interrumpir sin embargo los cuidados normales debidos a los enfermos en casos semejantes".

GARANTIZAR EL ACCESO A LAS CURQAS PALIATIVAS.

"La alternativa a la legalización de la eutanasia --asegura el Arzobispo de Barcelona-- es garantizar el acceso de los enfermos terminales a las curas paliativas, como pidió la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa en junio de 1999. En la medicina moderna estas curas van adquiriendo relieve y, en nuestro país, ya lo han adquirido, destinadas a hacer más soportable el sufrimiento en la fase final de la enfermedad y a asegurar al enfermo un acompañamiento humano adecuado".

Según Martínez Sistach, "la experiencia muestra que las campañas en favor de la eutanasia siempre se han iniciado asegurando sus promotores que, en todos los casos, ha de ser voluntaria, es decir, querida y solicitada expresamente por quien recibirá la muerte por este procedimiento. Pero también la experiencia acredita que el paso siguiente, es decir, pedir la eutanasia para quien no está en condiciones de expresar su voluntad, es sólo cuestión de tiempo, porque ya se ha roto el principio del respeto al derecho fundamental a la vida".