El arzobispo de Burgos compara los datos de aborto con "los horrores del nazismo y del estalinismo"

MADRID, 3 Feb. (EUROPA PRESS) -

El arzobispo de Burgos, monseñor Francisco Gil Hellín, ha comparado el número de abortos practicados en España durante 2004 con "los horrores del nazismo y del estalinismo". En este sentido, se pregunta qué habría ocurrido si se hubieran cometido 85.000 penas de muerte en un año.

En su carta de esta semana titulada 'Un hecho que clama al cielo', recogida por Europa Press, monseñor Gil, tras analizar el número de abortos "legales" cometido en España durante 2004, un total de 85.000, asegura que "todo el desglose de este dato es espeluznante".

En este sentido, concreta que es un 6,5 por ciento más que el año anterior, que ha crecido en todas las comunidades, que el 27,69 por cierto de las mujeres ha abortado más de una vez, que el 23 por ciento de los niños abortados tenía más de doce semanas, que la edad de las que cometen un aborto es cada vez más baja y que cada día aumenta el número de las adolescentes, además de que veinte años después de aprobarse la ley que despenalizaba el aborto en España "se ha quitado la vida a casi un millón de seres inocentes e indefensos".

"Los horrores del nazismo y del estalinismo no están lejos de una civilización que se autocalifica y presume de progresista y democrática. Sin miedo a exagerar, se puede afirmar que estamos ante una situación totalitaria, donde el más fuerte impone su ley sobre el más débil", dice el arzobispo en su misiva.

"CONSENTIMIENTO TÁCITO" DE POLÍTICOS Y MEDIOS.

En este punto critica, además, que ello ocurra "con el consentimiento, al menos tácito, de los políticos y de los medios de comunicación de masas". "Uno se pregunta cómo puede haber tanta hipocresía a la hora de valorar, por ejemplo, la guerra de Irak y el aborto. ¿Qué habría ocurrido si en España se hubieran cometido ochenta y cinco mil penas de muerte en un año? Es impensable", añade.

Monseñor Gil detalla en su misiva que la prensa nacional e internacional "se escandalizaba" recientemente, "con razón", de la vejación a que algunos soldados norteamericanos habían sometido a algunas víctimas en Irak y asegura que este suceso "es un cuento de Blancanieves si lo comparamos con lo que ocurre con los abortados: la mayoría son despedazados, otros son envenenados, otros, troceados mediante una legra o cuchillo de acero; cuando superan las 21 semanas, se practica a la madre una cesárea, se extrae el feto vivo y se le deja morir".

El prelado de Burgos cree, en conclusión, que "la sociedad permanece adormecida y permite un genocidio sin precedentes", a pesar de que "comienza a decirse que el aborto es malo". Se pregunta "cómo es posible" que no se oiga el "clamor inextinguible", "que se ataque a la Iglesia por denunciar esta barbarie y sensibilizar tantas conciencias narcotizadas" y que se permita "que tantas mujeres sigan engrosando el número de destrozadas al mirar los ojos de un niño, porque ven en ellos el retrato del que pudo ser suyo".

Con todo, "aunque la llamen retrógrada y antiprogresista", la Iglesia "no puede dejar de clamar" para que "tantas adolescentes arrastren de por vida el peso de su conciencia" y asegura de que "es consciente" de que "la mentira tiene los días contados" y que "la verdad termina abriéndose paso", como lo prueban "los hornos crematorios de Hitler y las purgas de Stalin".