Investigan la muerte de un pentapléjico de Valladolid que pidió ayuda en internet para morir

Actualizado: domingo, 7 mayo 2006 13:11


VALLADOLID, 7 May. (EUROPA PRESS) -

Llevaba tiempo pidiendo ayuda a través de Internet, bajo el seudónimo de Lucas S., para poner fin a su vida de una forma digna.

Su muerte este jueves ha sembrado la duda de si, finalmente, alguien ha interferido en el fallecimiento de este hombre pentapléjico residente en Valladolid.

La Policía Nacional ha iniciado una investigación con el fin de determinar las causas de la muerte de J.L.E, de 53 años, cuyo cadáver fue hallado el pasado 4 de mayo en su domicilio de la capital, conectado a una máquina de respiración asistida, según informaron a Europa Press fuentes policiales.

Los hechos se produjeron a primera hora de dicha jornada cuando una cuidadora de día al servicio del fallecido se puso en contacto con la Sala del 091 para informar de que su paciente, que residía en un piso situado en la calle General Almirante, junto al Mercado del Val, se encontraba muerto.

Agentes de la Policía Nacional se personaron en el escenario y al llegar al inmueble fueron acompañados por la cuidadora hasta el interior, donde encontraron al inquilino muerto en su silla de ruedas y junto a una máquina de respiración asistida.

"Estaba en una camilla y dependía de una máquina, estaba conectado con oxígeno. Tenía cuatro personas que le cuidaban en un turno rotativo; estaba constantemente atendido", explicó en declaraciones a Europa Press Televisión Noelia Hernández, presidenta de la comunidad del bloque de pisos donde vivía J.L.E.

Dicha vecina cree que el fallecido vivía solo, y comentó que tuvo una pareja con la que vivió hasta el año pasado, "cuando ella se marchó". Sin embargo, no ocultó su sorpresa por su muerte ya que no veía que su estado emotivo fuera "como para llegar a este punto".

De hecho, explicó que la comunidad de vecinos estaba buscando qué modelo de ascensor ubicar en el inmueble para que él pudiera salir a la calle. "Él trabajaba con el ordenador, sé que con una pajita en la boca lo dirigía y trabajaba muy bien con él", subrayó esta vecina.

Asimismo, apuntó que la puerta exterior del bloque y del patio común habían sido forzados el día de su muerte.

José Terrazas, portero en el número 3 de la calle General Almirante, un portal cercano al lugar donde vivía J.L.E., afirmó que le conocía como vecino de la calle, pero que tras su accidente tan solo lo veía cuando una ambulancia venía a desplazarle. "Se portaba bien como vecino, era muy servicial", añadió este vallisoletano.

"Le gustaba mucho la naturaleza, cuando tenía algún descanso se iba al campo, hacía fotografías de paisajes y también hacía esculturas en casa, como hobbie", explica Terrazas quien mostró su pesar por el fallecimiento, "porque era un chico extraordinario".

NO QUERÍA SER UNA CARGA

Tal y como publicó el viernes 5 de mayo el diario El Norte de Castilla, J.L.E estaba separado de su mujer y alejado de su familia para no suponer una carga, tras la caída accidental que le dejó postrado. Por su parte, Noelia Hernández, presidenta de la Comunidad donde vivía añadió que su lesión cervical se la ocasionó un accidente de automóvil.

El mismo diario publicó que su umbral de esperanza de vida era aproximadamente el 2010 y que las investigaciones policiales apuntan como inviable el suicidio, por lo que se busca identificar a la persona que haya podido ayudarle a encontrar su final.

Por otro lado, el presidente de la Asociación de Lesionados Medulares (Aspaym) de Castilla y León, Francisco Sardón, explicó a Europa Press Televisión que un hermano del fallecido había acudido para conocer las instalaciones de una residencia que la organización tiene previsto inaugurar este año para trasladar allí a su familiar por expreso deseo de éste.

Sardón relató que el fallecido era socio de Aspaym y que aunque no tenía "una vinculación directa diaria" con la Asociación sí conocían de sus inquietudes artísticas y sus problemas. Manifestó además que en el momento de la visita del hermano, hace un mes, éste explicó que J.L.E pasaba por un momento de bajón emocional, algo que "no es raro en personas con discapacidades tan severas, que no tienen una relación social fluida".

En este sentido, el responsable de Aspaym manifestó tener constancia, "por algunos compañeros suyos que se comunicaban con él a través de chats e Internet", de que el fallecido buscaba alguien que le ayudara a morir pero finalmente no intervinieron al no considerar oportuno inmiscuirse en su intimidad.

"Lo único que podemos hacer es, desde nuestras actividades, apoyar a las personas que sí tienen ganas de vivir para que puedan hacerlo dignamente y si tienen un bajón psicológicamente, apoyarlos", explicó Sardón, quien añadió que desde la asociación no se posicionan sobre la cuestión de la eutanasia activa, pero sí "a favor de una vida digna".