Tres cuartas partes de las empleadas de hogar son de nacionalidad extranjera

Actualizado: miércoles, 19 abril 2006 15:20


MADRID, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -

El trabajo doméstico se ha convertido, junto a la construcción y la agricultura, en una de las principales fuentes de empleo para el creciente colectivo de trabajadores inmigrantes. Hasta el punto de que tres cuartas partes de las empleadas de hogar son actualmente de nacionalidad extranjera. En su mayoría, se trata de mujeres menores de 35 años y de origen sudamericano, especialmente ecuatorianas, que representan el 29 por ciento del total.

La contratación de personas para atender las tareas del hogar y el cuidado de personas dependientes es una fórmula cada vez más extendida. El 90 por ciento de las personas que se encargan de realizar este trabajo son mujeres de las cuales las tres cuartas partes son inmigrantes. Así lo demuestra el estudio "Mujeres inmigrantes en los hogares madrileños: ¿Cómo atienden a sus propias familias?" elaborado por el proyecto EQUAL "Madrid entre dos orillas" del Fondo Social Europeo.

Estas mujeres extranjeras son más jóvenes que las españolas que se dedican a la misma tarea, ya que cerca del 40% tienen entre 25 y 34 años. Además, son ciudadanas que están más formadas, la mayoría cuentan con estudios medios y superiores. "Cuando vienen a España se ponen a trabajar en estos servicios porque, entre otros impedimentos, tienen muchos problemas con la homologación de títulos", asegura Maria Ángeles Sallé, coordinadora del proyecto.

Los países de origen más comunes son los de América del Sur y Europa del Este. Según el estudio, el 29 por ciento de las trabajadoras en labores domésticas proceden de Ecuador. Las siguen las rumanas, las ucranianas y las polacas. Otros lugares de procedencia son Colombia y Perú.

PROBLEMAS PARA CONCILIAR VIDA LABORAL Y FAMILIAR

El estudio ha determinado también que las mujeres extranjeras que trabajan en este tipo de servicios tienen importantes problemas para conciliar su propia vida laboral y familiar. "Es un sector poco profesionalizado: la capacidad de adaptación de la empleada a los horarios de la familia para la que trabaja y la relación con esta, condicionan su situación y dedicación laboral, y por tanto su disponibilidad para atender a la familia", señala Gema de Cabo, coordinadora del estudio. "Su trayectoria laboral, por tanto, se caracteriza por la discontinuidad porque en la mayoría de las ocasiones no les resulta posible compatibilizar trabajo y atención a la propia familia", concluye la coordinadora.

El concepto de conciliación para la mujer inmigrante varía según su situación en España. Según el estudio, hay casos de extranjeras que han llegado a integrarse en nuestro país junto a sus familiares, y ven su lugar de origen como un destino de visita donde se encuentran otros parientes que se han quedado allí o que no pueden venir a nuestro país. Cuando estas mujeres están junto a sus hijos, viven la conciliación laboral y personal como cualquier otro hogar madrileño. "Buscan apoyos y trabajos que les permitan atender a sus hijos. De hecho, los propios niños asumen responsabilidades no correspondientes a su edad porque se tienen que hacer cargo de sus hermanos para que su madre pueda seguir trabajando aunque sean pequeños", explica Gema de Cabo.

Sin embargo, aquellas mujeres que no han podido traerse a sus familias concilian su vida personal y laboral de distinta manera. La mayoría deja a su familia a cargo de los hijos durante su ausencia e intenta mantener su control y los vínculos en la distancia hablando por teléfono, fundamentalmente. "Para estas mujeres, la reunión con sus hijos en un futuro próximo, ya sea en España o en su país de origen es la única vía para poder tener una vida en la que la conciliación adquiere su sentido normal", asegura la responsable del estudio.