Un fin de semana en Aranda de Duero, la mejor manera de perder el sentido

Archivo - Vista de la plaza mayor de Aranda de Duero.
Archivo - Vista de la plaza mayor de Aranda de Duero. - MIGUEL ÁNGEL MUÑOZ - Archivo
Iglesia de Santa María. Firma. Miguel Ángel Muñoz. Aranda 5 Aranda de duero 1_foto_ miguel angel munoz romero_ Arande del Duero 3_foto_Miguel Angel Munoz Romero_ Aranda del Duero 2_foto_Miguel Angel Munoz Romero_ aranda 7 Aranda 6 aranda 8 aranda 9
Actualizado: sábado, 4 febrero 2023 10:57

MADRID, 3 Feb. (EUROPA PRESS) -

Lechazo y vino. Estas son dos de las palabras con las que mejor se identifica Aranda de Duero, la localidad burgalesa en la que un fin de semana es suficiente para perder el sentido. Situada a 150 kilómetros de Madrid, Aranda reúne una gran oferta gastronómica en la que el buen cordero y los caldos de Ribera del Duero son protagonistas indiscutibles.

Casco antiguo de Aranda

Pasear por Aranda de Duero es pasear sobre los más de siete kilómetros de bodegas subterráneas, hoy conservadas para fines lúdicos de las peñas, y entre el olor de leña de encina y cordero que desprende cada uno de sus asadores.

En la actualidad, once asadores tradicionales preparan este plato en el que la calidad de la materia prima unido a la experiencia de los 'maestros asadores', forjados muchos ellos después de décadas de trabajo en sus hornos de arcilla y ladrillo, son los ingredientes necesarios.

Es el caso de Valentín González Monge, natural de la sierra del Segura en la provincia de Jaén, que llegó a la localidad hace ya más de cuarenta años y después de haberse iniciado en la cocina francesa decidió establecerse definitivamente en la Ribera del Duero. Con gran respeto hacia su oficio, en el Restaurante Aitana combina su pasión por la cocina y la naturaleza que le permite un profundo conocimiento de la materia prima y su elaboración.

Valentín González Monge en su asador

ASADO TRADICIONAL CON LEÑA DE ENCINA

Cada día en su asador, Valentín enciende su horno con leña de encina horas antes de meter el primer cuarto de cordero. El horno debe alcanzar los 200 grados de temperatura y el tiempo de asado ronda entre las dos horas y media y las tres horas. "A mi me gusta que todo el mundo coma el lechazo en su punto y siempre lo reservo para darle el punto final cuando el comensal esta ya en la mesa", ha explicado Valentín.

Pero además de la preparación, la calidad de la carne es fundamental para servir un lechazo de Aranda que llegan a los restaurantes de proveedores locales o de otros puntos de Burgos, Palencia, Soria, o Valladolid. Se trata de crías de oveja fundamentalmente churra , pero también ojalada o castellana y cada cuarto se sirve con su vitola perfectamente visible en la que se indica la fecha de sacrificio del animal. "Generalmente son corderillos de entre 23 y 30 días que aún no se han destetado y que se sacrifican unos dos días antes de que nos lleguen al restaurante", comenta.

La calidad del producto y experiencia del maestro asador hacen posible poner en la mesa este delicioso manjar que se ha convertido ya en identidad de esta localidad burgalesa situada a orillas del Duero.

Preparación del lechazo.

Pero además de los asados tradicionales, Aranda ofrece a sus visitantes otras opciones gastronómicas más novedosas pero no por ello menos sorprendentes. Es el caso de Sandra Chicote y su marido Félix Marina que regentan la Gastroteca la Pícara, un restaurante que combina la cocina fusión con la tradicional a los pies de la Iglesia de Santa María La Real.

Sandra, ingeniera de telecomunicaciones, se lió la manta a la cabeza hace ocho años y cambió la ingeniería por los fogones. Sin experiencia pero con mucha pasión por la cocina, que heredó de su madre y su abuela, combina la cocina más moderna con la tradicional.
"Cuando decidimos dar el paso, pensé en abrir el restaurante al que a mi me gustaría ir a comer y viendo que ya había muchos asadores tradicionales en Aranda, apostamos por algo distinto", explica Sandra.

En una tierra donde manda el lechazo, Sandra ha buscado su hueco una cocina diferente, desenfadada y original sin olvidarse del plato estrella de Aranda aunque reinterpretado en sus manitas de cordero que comparten carta con platos tan sugerentes como la hamburguesa de sepia, el 'wantan' de langostino y verduras, el ceviche de vieira o la croqueta de chocolate blanco y queso.

VINOS Y EL MUSEO DE LOS AROMAS

Si Sandra ha conseguido hacerse un hueco en la gastronomía local, su marido Félix lo ha hecho con sus vinos. En plena pandemia puso en marcha la Compañía Vinícola Feliz, y sus vinos "felices". Su relación con el vino viene de lejos, ha sido finalista en varias ediciones del Certamen Nariz de Oro y su sueño de hacer vino por fin se ha hecho realidad. Quería hacer algo distinto en la D.O. Ribera del Duero y lo ha conseguido con sus caldos blancos.

Bodegas subterráneas

No menos arriesgada fue la apuesta de Nuria Leal que hace ocho años cerró su restaurante para ponerse al frente del hotel rural Las Baronas, en Santa Cruz de la Salceda, ubicado en una típica casa señorial del S.XVII. donde el huésped puede disfrutar además del Museo de los Aromas, donde se puede poner a prueba el olfato, el gran desconocido de nuestros sentidos.

En este singular museo existen los aromas del recuerdo, los aromas que sanan, los que enferman, los aromas de peligro, los aromas del vino, los aromas cítricos, la aromaterapia, los perfumes, los aromas del café, del aceite y así hasta una colección de 92 aromas con los que disfrutar, recordar y aprender.

Hotel Rural las Baromas.

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