"Lo más bonito ha sido el asombro del público, tanto en niños como en mayores, esa admiración. Lo dicen de verdad y eso me encanta". Así resume Roberto San José, creador de maquetas en movimiento desde hace 20 años, su experiencia al frente de Roqueland, el museo que él mismo ideó y puso en marcha, y que el próximo domingo cerrará sus puertas.