El mecanismo del reloj de la Puerta del Sol, oculto tras el minutero que puede observarse desde la calle, debía ser intervenido para evitar "un desgaste de tal envergadura" que terminara haciéndolo inservible. "Es muy sencillo. Cuando una máquina se tira 30 años sin parar, noche y día, se va desgastando. Hay que limpiarla", ha explicado.