MADRID, 19 Jul. (CHANCE) -
El Real Jardín Botánico de Alfonso XIII se convirtió este martes en el escenario perfecto para recibir a uno de los artistas internacionales más esperados en las Noches del Botánico de Madrid. Hablamos del inigualable Franco Battiato.
El cantautor italiano llegó a la capital después de pasar por Málaga para ofrecer un concierto de lo más esperado, ya que sus incondicionales habían conseguido colgar el cartel de 'no hay entradas' en solo unas semanas. Y es que la expectación no era para menos, los fans de Battiato llegaron puntuales a una cita donde antes se pudo disfrutar de la música de Esther Méndez al mando de BambiKina.
Tras escuchar a esta joven voz y al teloreno Juri Camisasca, llegó el turno de recibir a un Battiato que salió al escenario entre gritos y vítores. La emoción en el rostro de los asistentes no era algo difícil, ya que el siciliano es uno de esos artistas capaces de conmover con su sola presencia.
Durante las casi dos horas de concierto, llamaba la atención las interrupciones que se sucedían para aclamar cada una de sus palabras. Su paso por Madrid consiguió dar un soplo de aire fresco a la calurosa capital. Con Battiato ha crecido toda una generación que escuchaba en los ya obsoletos casetes temas como Nómadas (1987), Orizzonti perduti (1983) o Prospettiva Nevski (1980), recogiendo así una tradición que viene en muchas ocasiones de padres a hijos.
Las letras de sus canciones se han convertido en el recuerdo vivo de emociones que anoche salieron a flote. Los versos de La Cura (1996), Cuccurucucù (1981) o Voglio vederti danzare (1982) hicieron vibrar a un público totalmente entregado que se volvió a rendir ante la magia que se siente al escuchar en directo a Franco Battiato.
