MADRID, 25 Ago. (CHANCE) -
Mickey Rourke volvió a 'estrenar' cara el pasado mes de julio durante la premiere de The Infiltrator en Nueva York. El actor volvió a pasar por quirófano y a sorprender con una frondosa cabellera en forma de peluca.
Sus cambios estéticos no son ninguna sorpresa en Hollywood pero estas últimas imágenes donde se le puede ver saliendo de comer del Caffé Roma de Bervely Hills, ha hecho saltar todas las alarmas.
Completamente irreconocible y muy deteriorado, el que fuera compañero de Kim Basinger en Nuevas semanas y media (1986) come con su perro. Un compañero inseparable que le salvó cuando Rourke decidió quitarse la vida: "Cuando estaba buscando en qué sitio de mi cabeza colocar el cañón, apareció mi perro Beau Jack y gimió. Entonces le miré a los ojos, él me miró y entendí que me estaba diciendo: '¿Quién cuidará de mí?' Y entonces me di cuenta de que no merecía la pena morir".
Un suceso que le llevó a tocar fondo en su vida personal y profesional. Apartado de los focos desde hace muchos años, Rourke intenta salir del oscuro túnel de las adicciones y el alcohol.