MADRID, 24 Ene. (CHANCE) -
El pasado 16 de enero llegó a nuestras pantallas La Teoría del todo, la historia llevada al cine de uno de los científicos más famosos de todos los tiempos, Stephen Hawking.
En la película se dulcifica la relación del genio con su segunda mujer, Elaine Mason, aunque la realidad está bien lejos de la ficción cinematográfica. Y es que Lucy, uno de los tres hijos que Stephen tuvo con su primera mujer, Jane Wilde, denunció a su madrastra a la policía por supuestos malos tratos a su padre.
Pero la investigación por abusos físicos emprendida por la policía tras la denuncia no pudo concluirse ya que fue el propio Sthephen el que se negó a colaborar. Finalmente el caso se archivó pero la pareja terminó divorciándose dos años después.
"Controladora, manipuladora y mandona" son los adjetivos más suaves que recogen los perfiles de la mujer que invadió el espacio físico y sentimental de Hawking, dando un vuelvo trascendental en la trayectoria del premio Principe de Asturias.
La enfermera tomó el control del discapacitado más famoso del mundo aunque parece que sus 'cuidados' se alejaban mucho de la ética de su profesión. En una ocasión Hawking ingresó en el hospital aquejado de neumonía, pero también con cortes en la cara y moratones.
La gota que colmó el vaso antes de que Lucy decidiera denunciar fue una insolación severa que el genio sufrió cuando al parecer su mujer le dejó horas al sol, sentado en su silla, un caluroso día de verano.
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