MADRID, 25 Oct. (CHANCE) -
Cuando se confirmó la relación entre doña Letizia y el rey Felipe VI, la hasta entonces periodista contó que la reina Sofía, una mujer discreta hasta el extremo, era el espejo en el que se iba a mirar, su mayor y mejor ejemplo. Por esa misma razón siempre ha intentado permanecer en segundo plano e intenta que sus looks no llamen la atención. Sin embargo, hay ocasiones que quiera o no, la reina es el centro de las miradas.
La reina no gasta en vestuario lo mismo que Kate Middleton o Máxima de Holanda y su presupuesto es mucho más reducido, un signo de austeridad y también de solidarizarse con el situación del país en los últimos años. Pero hay veces en la que el protocolo requiere que los outfits sean más especiales, como ocurre en las bodas, sobre todo si son reales. Y es ahí donde hemos visto a la reina brillar con luz propia. Lo hizo en la boda de Federico y Mary de Dinamarca con el espectacular Lorenzo Caprile con el que se metió en el bolsillo a la realeza europea, pero también en la boda de Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, la primera vez en la que doña Letizia apareció en público con un sombrero.
Aquel estilismo marcó un antes y un después es su vestuario. Para iniciarse en el mundo de los tocados, se decantó por dos de los mejores sombrereros de nuestro país, Pablo y Mayaya. Ellos firmaron el pequeño sombrero estilo años veinte color rosa que llevó en la boda, también la pamela con ala plegada que lució en el enlace de Guillermo de Luxemburgo y cinco años después de aquella primera vez la reina ha vuelto a confiar en sus sombrereros de cabecera. Ellos son los artífices del pasador negro con el que recogió su melena rizada en el concierto de los Premios Princesa de Asturias y accesorizó su último y más polémico vestido de Felipe Varela.
