Actualizado 30/06/2011 19:45

La relación de Picasso con artistas parisinos protagoniza una muestra "excepcional" en Barcelona

Le Moulin De La Galette, Picasso
PICASSO

BARCELONA, 30 Jun. (EUROPA PRESS) -

Una cincuentena de obras del pintor Pablo Picasso y otras 40 de artistas como Vincent Van Gogh, Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Gauguin y Paul Cézanne sirven como punto de partida para reflexionar sobre la relación del artista malagueño con París y la influencia de la ciudad en su estilo, en la "extraordinaria" exposición 'Devorar París. Picasso 1900-1907', que podrá verse a partir de este jueves en el Museu Picasso de Barcelona.

La muestra ofrece una mirada de la evolución del artista desde su llegada a la capital francesa en 1900, con sólo 19 años, y de cómo pasó de ser "un joven inmigrante a un artista consagrado", ha señalado en rueda de prensa la comisaria Marilyn McCully.

McCully ha explicado que algunos críticos tachan a Picasso de ser un imitador, pero lo cierto es que "es imposible confundir a una sola de sus obras con la de ningún otro artista", pese a que no se negó a dejarse influenciar por otros artistas y a apropiarse de los hallazgos de sus contemporáneos para forjar su propio estilo.

El reconocimiento de otros pintores queda patente desde el mismo momento en que Picasso llega a la ciudad francesa y se instala con sus amigos de Barcelona, Carles Casagemas y Manuel Pallarès, en un taller del barrio de Montmartre, donde empiezan a descubrir la floreciente comunidad formada por artistas reconocidos como Toulouse-Lautrec, Van Gogh y Téophile-Alexandre Steinlen.

La comisaria ha relatado que en esa época el malagueño experimentaba con "colores intensos y pinceladas libres y rotas", lo que podría indicar una influencia de Van Gogh, y unas temáticas cercanas a la calle, los cafés, el Moulin Rouge, la mujeres de la noche y los artistas instalados en París, como demuestran lienzos picassianos como 'Montmatre: molino y huertos', 'Le Moulin de la Galette', 'Picasso y Jaumandreu Bonsoms llegan a París' y 'En el camerino', que pueden verse en la exposición.

Meses más tarde, el marchante barcelonés Pere Mañach, afincado en la ciudad, organiza una muestra colectiva de Picasso y el artista vasco Francisco Iturrino en la prestigiosa galería Vollard, donde se expusieron naturalezas muertas, escenas de la calle y de los 'cabarets', y retratos de numerosas mujeres.

La comisaria ha añadido que, a finales de 1901, "las pinceladas enérgicas de Picasso y sus animadas escenas de la vida parisina dejaron paso a una paleta más evocadora, un estilo más melancólico y unos temas cargados de simbolismo" debido, en gran parte, al suicidio de Casagemas, que afligió profundamente al pintor y lo llenó de culpabilidad.

De esa época destaca, precisamente, el cuadro 'Casagemas en su ataúd', que forma parte de la época azul, así como otros en los que puede observarse la influencia de artistas como Gaugin, Auguste Rodin y Pierre Puvis de Chavannes, como los lienzos 'La arlesiana (Madame Ginoux)' de Gaugin, y 'La mujer de la cofia' de Picasso, que se sitúan uno al lado del otro, para permitir la observación del evidente parecido.

Tras pasar una época en Barcelona, en 1904 Picasso decidió volver a París, donde se instaló en un estudio del Bateau-Lavoir, un edificio habitado por artistas situado en la falda de Montmartre, donde conoció al escultor vasco Paco Durrio, de quien se pueden observar la influencia en piezas como 'Cabeza de mujer'.

Los líos de faldas y la amistad con artistas como Odilon Redon y Joaquim Sunyer, marcan el final de una exposición que, según McCully, demuestra el gran salto que realizó Picasso en los seis años que vivió en París, y la gran importancia que este período tuvo en el cambio del arte en el siglo XX.

De hecho, el director del museo Pepe Serra, ha destacado que la muestra aporta una innovadora visión sobre la obra de Picasso, y que es una "exposición reflexiva y basada en una tesis formada, eso sí, por obras extraordinarias".

'Devorar París' podrá verse en Barcelona hasta el 16 de octubre, y ha sido organizada y producida conjuntamente por el Museu Picasso, el Van Gogh Museum de Ámsterdam (Países Bajos), y cuenta con la colaboración de Acción Cultural Española (AC/E) y el patrocinio de Endesa, a quien Serra ha agradecido su inestimable colaboración.