Dos prestigiosos medios científicos estadounidenses difunden un estudio de la UC sobre fallas y terremotos

Actualizado: martes, 27 octubre 2009 14:39

Discovery Channel News y la revista Nature Geoscience se han hecho eco del trabajo, que vio la luz en la publicación Geomorphology

SANTANDER, 27 Oct. (EUROPA PRESS) -

Dos prestigiosos medios de comunicación de Estados Unidos especializados en temas científicos se han hecho eco de un estudio sobre fallas, terremotos y radón elaborado por un equipo multidisciplinar de investigadores de la Universidad de Cantabria (UC), liderado por Alberto González Díez, profesor de Geodinámica Externa en el Departamento de Ciencias de la Tierra y Física de la Materia Condensada.

El artículo, 'Identification of latent faults using a radon test', fue recogido en el número de septiembre de la revista especializada 'Geomorphology', de la editorial Elsevier, y su publicación captó el interés de los medios divulgativos 'Nature' y 'Discovery Channel News', que han hecho referencias al trabajo.

Según señaló hoy la Universidad de Cantabria en un comunicado, la repercusión internacional que está teniendo el tema es reflejo de la calidad de esta investigación sobre riesgos naturales, basada en una enorme cantidad de datos geomorfológicos, tectónicos, topométricos e hidrogeológicos que el equipo liderado por González Díez ha tomado por toda la geografía cántabra desde comienzos de los años noventa.

A estos datos se sumaron otros sobre concentraciones de radón en agua recogidos en los balnearios de Cantabria por los investigadores del área de Física Médica de la UC José Gómez Arozamena y Jesús Soto (recientemente fallecido), quienes desde hace años estaban estudiando algunos componentes químicos radiactivos presentes en dichas aguas.

En este trabajo han participado además geólogos, físicos, químicos y matemáticos: Jaime Bonachea, Ignacio Olagüe, Juan Remondo, Gema Fernández Maroto y José Ramón Díaz de Terán, del Departamento de Ciencias de la Tierra y Física de la Materia Condensada de la UC; Juan Antonio Cuesta, del de Matemáticas, Estadística y Computación, y José Martínez Díaz, del Departamento de Geodinámica de la Universidad Complutense de Madrid.

GEOGRAFÍA DE RIESGOS

El trabajo ha permitido al grupo de I+D+i dibujar un completo mapa de las fallas que surcan las tierras de la región, identificando cuáles pueden ser más activas y provocar, en un momento dado, un deslizamiento e incluso un terremoto. La identificación de fallas activas es uno de los puntos débiles de los actuales métodos de análisis del riesgo sísmico, puesto que, si bien es posible identificar y cartografiar la gran mayoría de las fallas presentes en el territorio, es más difícil determinar su grado de actividad.

Esta dificultad puede ser crucial en áreas de la corteza terrestre consideradas estables desde un punto de vista sísmico, puesto que las fallas pueden erróneamente identificarse como inactivas y sin embargo lo que presentan es un comportamiento latente.

Es decir, "están dormidas y acumulando esfuerzos tectónicos hasta superar, en el futuro, su umbral de resistencia a la deformación, en el cual se libera súbitamente la energía acumulada durante ese periodo y se produce un terremoto inesperado", explica González. En la última década, áreas supuestamente estables de Norte América, Australia e India registraron terremotos de más de 6 grados.

Según el responsable de la investigación, la mejora metodológica presentada en este trabajo se basa en la identificación de esas fallas activas con comportamiento latente, mediante un test geoquímico en el cual se mide la anomalía del radón disuelto en el agua de manantiales naturales ligados a la falla objeto de estudio.

Según explica Alberto González, las medidas de estas anomalías se utilizan desde los años cincuenta como indicadores de la ocurrencia de terremotos, y sin embargo los mecanismos físicoquímicos por los que esto ocurre todavía no son bien conocidos.

"Se piensa que, durante las fases en las que las fallas van acumulando esfuerzos tectónicos, las rocas incrementan sus grietas y microfracturas, y el radón se escapa con mayor facilidad desde el interior de la corteza terrestre hasta la superficie, hecho por el cual se detectan incrementos o anomalías de radón no explicables por el comportamiento químico de las rocas superficiales", señala.

El origen del radón que se produce en el interior de la tierra es el uranio presente en algunos minerales que componen las rocas, más abundante en las del interior de la corteza terrestre que en las externas. Este uranio, por descomposición radiactiva, genera radón, un gas noble de vida muy corta, ya que a los cuatro días se vuelve a descomponer en otro elemento radiactivo que es el polonio.

"Detectar grandes cantidades de radón en el agua de manantiales ligados a fallas y que dicha agua tenga temperaturas superiores a los 20 grados, significa que esta viaja desde el interior de la corteza terrestre a gran velocidad, a través de las vías de escape que proporcionan las grietas abiertas en las fallas con comportamiento latente", concluye Alberto González.

PUZZLE GEOMORFOLÓGICO

A partir de aquí, el reto de los investigadores ha sido analizar decenas de puntos distribuidos por toda la región y casar este puzzle geomorfológico, intentando responder a la pregunta de cuál es la dosis mínima de radón que marca la diferencia entre falla latente o no latente. Identificar estas fallas activas es, en definitiva, un ejercicio de conocer para poder prever y planificar con criterio la ordenación del territorio.

"Cantabria cuenta con mucha información sobre distintos riesgos naturales, especialmente movimientos de ladera, pero faltaba por cartografiar los relacionados con los deslizamientos y terremotos, así como la relación existente entre terremotos y deslizamientos", explica el investigador de la UC.

Aunque la región no sea una zona de alto riesgo sísmico, es importante conocer el territorio e identificar qué fallas pueden ser más activas. "En lugares como Tokyo, San Francisco o Los Ángeles están preparados, pero en sitios con menor probabilidad de sufrir un terremoto, como era el caso de la localidad italiana de L'Aquila, la gente se confía".

La ciencia y la técnica se alían en estos casos para contar con sistemas de alerta eficaces y e idear sistemas de contención muy útiles frente a los argayos de origen sísmico, que sí son más bastante frecuentes en Cantabria a juzgar por los datos históricos.

Gracias a la financiación proveniente de dos proyectos del Plan Nacional de I+D+i, el equipo de la UC ha utilizado la tecnología del láser terrestre y la fotogrametría digital aérea para situar las fallas conectadas a laderas inestables, dibujar la silueta de las afectadas por este tipo de procesos geológicos, reconstruir el terreno en tres dimensiones y, a partir de dichos modelos, medir los desplazamientos que se registran en las fallas.

En julio de 2009, los investigadores presentaron en Australia, en la Conferencia Internacional de Geomorfología, las herramientas que han desarrollado para modelizar los cambios geomorfológicos y calcular estructuras de contención. Sus investigaciones ya son conocidas en otros foros especializados de las ciencias de la tierra, aunque las aplicaciones prácticas aún están por explorar.

"La previsión de este tipo de riesgos naturales es un problema complicado y, por eso, nuestro trabajo está teniendo un gran impacto a nivel mundial", explica González. Y es que, aunque los movimientos de las fallas son de milímetros al año y en muchos casos harían falta miles de años para que se produjera un movimiento sísmico, nunca se sabe en qué momento del proceso está una ladera.

"Ahora podemos observar la situación y determinar la velocidad de desplazamiento del terreno en las fallas activas y latentes, y qué argayos están conectados con estas fallas".