El confinamiento en las ciudades provoca "una trampa ecológica" para los animales

Un trabajador de Glovo en bicicleta por el Paseo de Gracia, vacío durante el primer día laborable de la segunda semana desde que se decretó el estado de alarma, en Barcelona/Catalunya (España) a 23 de marzo de 2020.
Un trabajador de Glovo en bicicleta por el Paseo de Gracia, vacío durante el primer día laborable de la segunda semana desde que se decretó el estado de alarma, en Barcelona/Catalunya (España) a 23 de marzo de 2020. - David Zorrakino - Europa Press
Publicado: jueves, 16 abril 2020 15:14

CERDANYOLA DEL VALLS (BARCELONA), 16 Abr. (EUROPA PRESS) -

El impacto del confinamiento en las ciudades con poca o nula circulación de vehículos y de personas está provocando "una trampa ecológica" para los animales, que están ocupando lugares de las urbes poco comunes.

Un concepto que define una "falsa percepción que las ciudades son lugares adecuados para vivir", tal y como ha explicado el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de la Universitat Autnoma de Barcelona (Creaf-UAB) este jueves en un comunicado.

Ha apuntado que estos cambios serán "efímeros" y la mayoría desaparecerán una vez la actividad humana vuelva a los niveles anteriores a que se decretara el confinamiento de la población.

La situación que se vive ha permitido que algunos pájaros canten a una frecuencia más alta que fuera de los núcleos urbanos, algo que podría mantenerse, así como la disminución de especies como las palomas, las gaviotas y las ratas, porque dependen del alimento generado por los humanos y ante la sensible rebaja de esta actividad pueden afectarles.

El Creaf ha señalado la posibilidad de que ciertos animales pierdan el miedo a los humanos, poniendo como ejemplo que se haya visto un puma en Chile y leopardos en la India, porque los "grandes depredadores" evitan concentraciones pero se pueden habituar rápidamente a la situación cuando tienen una baja percepción de riesgo.

No obstante, ha subrayado que no se dispone de la información suficiente para "estimar el impacto real del confinamiento sobre la fauna", para eso, habría que documentar los cambios en el comportamiento de los individuos y sus efectos sobre las dinámicas poblacionales antes, durante y después de este periodo y compararlos con datos de lugares semejantes donde no se ha producido este aislamiento obligatorio.

En este sentido, ha señalado que son datos difíciles de obtener, pero ha puntualizado que si unas pocas semanas de confinamiento pueden alterar el comportamiento y la biodiversidad debería hacer reflexionar "hasta qué punto se están creando ciudades poco habitables".

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