'El caso Ignacio Echeverría' o como saber rescatar lo positivo dentro de una tragedia

Ignacio echeverría
CORDON
Europa Press Chance
Actualizado: lunes, 12 junio 2017 14:51

   MADRID, 12 Jun. (CHANCE) -

   A día de hoy no hay nadie en nuestro país que no haya oído hablar de Ignacio Echeverría. El joven madrileño se convirtió en un héroe durante los ataques terroristas de Londres del 3 de junio. Ignacio intentó salvar a una mujer a la que estaban apuñalando los terroristas. Él se defendió únicamente utilizando su patinete y perdió la vida tras ser apuñalado por la espalda. Una dolorosa tragedia que ha conmocionado a España entera, pero que nos deja una importante lección.

   Después de varios días sin conocer su paradero, el cuerpo de Ignacio fue reconocido como la octava víctima mortal. Tenía 39 años cuando paseaba en patinete por el centro de la ciudad acompañado de sus amigos. Al producirse el primer ataque sus amigos salieron corriendo, sin embargo recuerdan como Ignacio permaneció enfrentándose a uno de los terroristas... pero él no llevaba armas. Un increíble gesto de valentía que le ha convertido en un héroe. Ignacio ha conseguido brillar en la oscuridad de un catástrofe y su nombre ha sonado más alto que los que intentaban sembrar el miedo.

   Echeverría se ha convertido en el orgullo nacional, pero su acto no fue un gesto impulsivo y sin razonamiento, después de ver la actuación de su familia podemos verificar que fue el resultado de unos valores infundados desde la cuna. Su hermana fue la primera en trasladarse a Londres para reconocer el cuerpo. Amablemente no dudó en atender a los medios. En sus palabras no había rencor, el orgullo por su hermano pesaba mucho más. Aplaudió su valentía, agradeció la actitud de los amigos de Ignacio y el cariño y apoyo recibidos, sin borrar la sonrisa de su cara. Primera gran lección.

   Los amigos de Ignacio no durmieron esa noche buscándole por los hospitales, las comisarías, informando a la familia, disminuyendo su angustia y entregándose en cuerpo y alma en su busquedad. El padre de Ignacio está eternamente agradecido a los compañeros de su hijo y rescatando la parte más humana de esta historia y en un tremendo gesto de generosidad envió una carta a los medios de comunicación pidiendo el reconocimiento que se merecían Guillermo y Javi. Segunda lección.

   El sábado finalmente, el cuerpo de Ignacio llegó a Madrid. En avión militar y recibido por el presidente del Gobierno. En la capilla ardiente de Las Rozas no faltaron ni amigos ni familiares, a los que se quisieron sumar vecinos de la zona y admiradores, que querían destacar su impresionante labor. Entre todos los asistentes, los más enteros eran su familia cercana. Tanto su madre como su padre y sus hermanos, confesaban sentirse contentos, agradecían los gestos de cariño y aseguraban que esto servía para querer mucho más a Ignacio. Una manera natural, aunque sorprendente, de sobrellevar la perdida y dejarle marchar en paz. Tercera lección.

   Una actitud admirable ante la tristeza y la tragedia. La mejor respuesta a los radicales. Pero sin duda, si alguien nos ha enseñado algo, ese es Ignacio: el valor de defender la vida y la libertad, aunque sea con un patinete. Esta es la cuarta y más grande lección de lo que significa la vida y para lo que estamos aquí... donde lo normal se ha convertido en algo excepcional (como cuando estos días os hablábamos de Rosa María Cufí). ¿Miedo? ¿Pánico? ¿Indiferencia? ¿Reacción humana? ¿Instinto de supervivencia? sea como fuere los cascos, el móvil o el darse la media vuelta, es lo que está a la orden del día.

   Esta lunes 12 de junio se celebra la misa en su homenaje dándole el último adiós en la parroquia de Las Rozas, rodeado de amigos y su familia. Pero es imposible decir adiós a un héroe que ha calado tanto dentro de todos nosotros.

Últimas noticias sobre estos temas

Contenido patrocinado