MADRID, 26 Oct. (Carlos Hergueta/EP) -
La saga 'Motorstorm' se ha consolidado como una de las franquicias más aclamadas de Playstation 3 por méritos propios. Su apuesta descarademente arcade, gran apartado técnico, mutitrazado de los circuitos y mezcla de vehículos le confieren un estilo propio que ahora da el salto a Playstation 2 y PSP (Versión analizada) sin variar un ápice. Barro y nive esperan en cada curva.
Lo mejor:
- El estilo de la saga se conserva inalterado pese a la menor potencia de las nuevas plataformas.
- El apartado técnico raya a un nivel excelente, desde los gráficos a la BSO.
Lo peor:
- Los escenarios resultan algo monótonos, al centrarse en cumbres nevadas.
- La modificación de vehículos afecta al aspecto pero no al rendimiento.
Lanzar nuevas versiones de una franquicia exige novedades, tanto desde el punto de vista del control y desarrollo como desde el plano técnico. Cuando una nueva entrega ve la luz en una consola más puntera técnicamente, la evolución gráfica se da por hecho. No obstante, cada vez es más común que franquicias consolidadas salten a plataformas portátiles con una inevitable involución técnica.
Asumiendo que se va a dar ese retroceso gráfico, hay estudios que deciden apostar por cambios en el desarrollo pero también ocurre que éste se mantenga inalterado. Éste es el caso de 'Motorstorm: Artic Edge'. De nuevo nos encontramos ante carreras totalmente arcade, con un control asequible y una acción desenfrenada. Esta vez, el torneo se ha trasladado a Alaska, lo que se traduce en carreras donde el barro se funde con la nieve.
El control exige del jugador habilidad pero prácticamente sin soltar el botón de acelerar, excepto en curvas muy pronunciadas que obligan a pulsar ligeramente el freno. Pero tranquilos porque si el velocímetro baja, ahí está el botón de turbo, que podemos usar en todo momento únicamente con cuidado de que no llegue al máximo y haga explotar nuestro motor -al dejar de pulsarlo, el medidor decrece-.
MODOS DE JUEGO.
El modo principal es el 'Festival', una maratoniana competición con 100 carreras a superar. Una vez sobre la pista, nos enfrentamos a varios tipos de retos, como carrera contra otros 9 rivales, eslalon en el que alcanzar 'check-points' o suma de puntos dependiendo del tiempo que pasemos en una posición u otra durante la carrera. El cambio en el planteamiento de las pruebas, sumado a la pericia de los rivales -menos inteligentes, eso sí, que en las versiones de PS3- aseguran la variedad y la diversión.
Hay más posibilidades a la hora de correr, dentro del llamado modo 'Diversión violenta'. Además de carreras libres y contrarreloj, aquí encontramos partidas multijugador, ya sea mediante ad-hoc u on-line, para hasta ocho corredores.
La plantilla de vehículos sigue siendo una de las bazas de 'Motorstorm'. No precisamente por su ingente cantidad, ya que el catálogo se reduce a 24, sino por su variedad. En total son 8 las categorías, con tres máquinas diferentes en cada una. Los hay para todos los gustos: 4X4, 'boogies', motos de cross, rancheras, camiones, quads y las nuevas motonieves y quitanieves. El control, peso, velocidad o dureza de unas y otras máquinas varía entre categorías, lo que convierte cada carrera en una experiencia diferente dependiendo de lo que elijamos.
En este apartado, cabe hablar de las opciones de configuración de los vehículos. Efectivamente están ahí pero han resultado más escasa de lo que esperábamos, ya que únicamente afectan a su aspecto y apenas lo notamos sobre la pista.
APARTADO TÉCNICO.
Cuando las cosas se hacen bien, el resultado se nota. Y bigBIG lo ha hecho bien. El motor gráfico de 'Artir Edge' presenta unas carreras rápidas y fluidas sin renunciar a los detalles. Los coches están bien animados y la física de colisiones resulta del todo espectacular, si bien es cierto que las vueltas de campanas se alejan del realismo y resultan demasiado exageradas. Además, la carrocería presenta daños con cada golpe.
Los escenarios también están muy cuidados, especialmente en lo que a diseño y efectos gráficos se refiere. El trazado, al igual que las entregas de sobremesa, presenta diferentes caminos y niveles, que permiten recorrer más o menos distancia en cada vuelta o adecuar la carrera al tipo de vehículo que llevamos. Asimismo, resulta digno de ver los rayos de sol que cruzan la pantalla o las salpicaduras de nieve y barro que empañan la visión.
Una lástima que en general los 12 circuitos resulten demasiado parecidos entre sí. Por último, mencionar que bigBEN se ha preocupado de que no falte la característica y constante modificación de la pista mediante los surcos que dejan los neumáticos cuando surcan los habituales lodazales o acumulaciones de nieve. Evidentemente, no resulta tan espectacular como en PS3 pero sí hace que el conjunto llame más la atención.
Para cerrar el repaso al apartado técnico, es obligatorio darle un aplauso a la calidad sonora que atesora 'Motorstorm: Artir Edge'. Por un lado, los efectos resuenan contundentes en nuestros oídos y las voces han sido dobladas al castellano y, por otro, toca techo gracias a la estupenda banda sonora. Las partiruas de Radiohead, Bodyrockers, The Prodigy o Pendulum permiten que correr sea una gozada.
CONCLUSIÓN:
Las carreras frenéticas y totalmente arcade de 'Motorstorm: Artic Edge' le van como un guante a PSP -y son todo un regalo para la ya olvidada PS2-. Además, la adaptación ha logrado conservar fiel la experiencia de la franquicia, con múltiples caminos en el trazado, turbos constantes, 8 categorías de vehículos y mucho barro. Una pena que el editor de vehículos y la variedad de circuitos no hayan dado más de sí pero en conjunto un excelente juego de carreras.
Gráficos: Fluido y plagado de efectos, el apartado visual resulta muy espectacular. 8,8.
Sonido: Las voces y efectos cumplen con nota pero la selección musical se sale. 9,2.
Diversión: Las carreras resultan muy entretenidas, aunque los trazados son visualmente repetitivos. 8,5.
Total: 8,6.
'Motorstorm: Artic Edge' ya está a la venta para PSP y Playstation 2 a un precio de 39,95 euros y con un PEGI recomendado para mayores de 12 años.
