MADRID, 17 Jul. (EUROPA PRESS) -
El líder de la 102º edición del Tour de Francia, el británico Chris Froome, tiene claro que este sábado será objeto de diversos ataques durante la disputa de la decimocuarta etapa de la ronda, que recorrerá las localidades de Rodez y Mende, una jornada peligrosa por la presencia --a un kilómetrio de la meta-- de la Côte de la Croix Neuve, puerto de segunda categoría y porcentajes medios del 10 por ciento.
"Teniendo en cuenta que incluso hoy algunos han intentado atacarme en ese último repecho, supongo que mañana lo intentarán también. Mende es un puerto de tres kilómetros donde pueden marcarse grandes diferencias. Esperemos que pueda superarlo sin problemas", confió el maillot amarillo, que cuenta con 2:52 de ventaja sobre el americano Tejay van Garderen (USA/BMC Racing).
En relación a la etapa de este viernes, Froome dijo que "podría haber sido un día fácil pero se convirtió en una locura durante los últimos 40 km". "Los equipos de los sprinters se asustaron cuando se dieron cuenta de que a lo mejor no enganchábamos a la escapada", indicó.
"He visto piernas muy cansadas en el pelotón, pero es normal teniendo en cuenta las últimas tres etapas que hemos pasado. Muchos esperaban una jornada más sencilla, pero no ha sido así. Las temperaturas rozaban los 40º. No parábamos de pedir bidones y en seguida se acababan. En días como hoy es un alivio sentirse seguro a 3 km de meta y poder dejar rienda suelta a los sprinters, aunque al final todos han querido estar delante", resumió.
"Con que uno de los aspirantes de la general quiera estar delante todo el mundo quiere ir detrás de él. A los sprinters puros les gustaría tener más oportunidades, pero yo no tengo ninguna queja sobre el recorrido", finalizó Froome.
