RSC.-Intermón Oxfam y 'Visión Mundi' aseguran que el acceso a genéricos salvaría a 55 millones de personas de la ceguera

Actualizado: miércoles, 21 febrero 2007 19:06

El actual sistema de patentes condena a la oscuridad a 30 millones de personas en los países pobres, dos tercios de ellos, mujeres


MADRID, 21 Feb. (EUROPA PRESS) -

Intermón Oxfam (IO) y la Fundación 'Visión Mundi' denunciaron hoy, a través del informe conjunto 'Visión de negocio: Por qué las reglas de propiedad intelectual impiden curar la ceguera en los países pobres', que si se mejoraran los servicios de atención oftalmológica y el acceso a tratamientos, cerca de 55 millones de personas se salvarían de la ceguera en la próxima década.

El Informe, elaborado con la colaboración de la Fundación ONCE para la solidaridad con personas ciegas de América Latina (FOAL) y presentado esta mañana en Barcelona, también denuncia que el actual sistema de patentes condena a la ceguera a 30 millones de personas en los países pobres, dos tercios de los cuales son mujeres. Además, el estudio advierte de que la ceguera es "evitable" en tres de cada cuatro casos.

En la mayoría de los países en desarrollo, los pacientes pagan de su bolsillo el coste de las medicinas. Según las ONG, el único modo de reducir este coste es garantizar el acceso a medicamentos genéricos ya que en estos países las compañías farmacéuticas fijan precios inaccesibles para la mayor parte de la población.

Aunque hace más de cinco años los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) asistentes a la Conferencia de Doha se comprometieron a poner la salud pública por delante de los derechos de propiedad intelectual, "la batalla por el acceso a medicamentos asequibles sigue abierta", relata el informe.

El estudio cita el caso de las cataratas, responsables de la mitad de las cegueras en los países pobres, que se pueden curar con unas lentes intraoculares de última generación. Según los expertos consultados por IO, la versión genérica de las lentes podría costar unos 7 euros por unidad, cifra muy alejada de los 116 euros que cuestan las lentes de última generación.

Sin embargo, como el tratamiento está sujeto a patentes se suele aplicar uno menos eficaz por lo que tres de cada diez pacientes vuelven a perder la vista dos años después de la operación.

CASOS CONCRETOS

Intermón Oxfam y la Fundación 'Visión Mundi' han estudiado el efecto del acceso a los medicamentos en la prevención y tratamiento de la ceguera para después compararlo con la situación en Bolivia e India. En Bolivia, el país más pobre de América Latina, las reglas de propiedad intelectual "obstaculizan la venta de genéricos y permiten la comercialización de medicamentos de marca a precios más caros que en España, donde la renta per cápita es diez veces mayor".

Por su parte, en India, se "ha promovido la producción y venta de medicamentos genéricos, lo que ha abaratado y facilitado el acceso al tratamiento de los más pobres". El informe también cita el caso de Canadá, que intentó producir y exportar tratamientos genéricos sin éxito.

Por otro lado, el estudio también denuncia la falta de atención que reciben las enfermedades de la visión, a pesar de su gran incidencia social y económica en África, Asia y América Latina, lo que impide a millones de personas desarrollar una vida digna.

En el caso del sudeste asiático, el documento cifra el coste de prevenir o curar la mayor parte de las patologías causantes de la ceguera en unos 200 millones de dólares (152 millones de euros), frente a los 5.600 millones de dólares (4.200 millones de euros) que estas enfermedades acarrean sólo en costes directos.

El informe concluye que los países pobres "son mercados marginales que no amenazan ni el futuro de las compañías ni su capacidad innovadora" y pone en tela de juicio la argumentación de las compañías farmacéuticas en contra de la comercialización de genéricos en estos países.

Mientras que las multinacionales alegan que el ataque a la propiedad intelectual elimina los incentivos a la investigación, las ONG recuerdan que sólo 21 de las 1.556 nuevas sustancias comercializadas entre 1975 y 2004 se dirigían al tratamiento de enfermedades exclusivas de los países pobres como el paludismo.