Actualizado 15/02/2007 15:32

RSC.- Sindicalista de Bahrein defiende "el renacimiento" de la cultura sindical entre la población de este país

Desde el año 2002, la legislación de Bahrein reconoce la existencia "oficial" de los sindicatos


MADRID, 15 Feb. (EUROPA PRESS) -

El asesor de legislación de la Federación General de Trabajadores de Bahrein (GFBTU, por sus siglas en inglés), Abdul Karim Radhi, se muestra esperanzado por el desarrollo que está experimentando el sindicalismo en este país, uno de los pocos Estados del Golfo Pérsico cuya legislación, promulgada en 2002, permitió que los sindicatos existieran oficialmente.

En una entrevista realizada por la Confederación Sindical Internacional (CSI), Radhi afirma que "tenemos que conseguir que renazca la cultura sindical entre la población de Bahrein". Hasta la fecha, el país cuenta con un total de 55 sindicatos mientras que 25.000 personas (un 10% mujeres) se han adherido a la GFBTU, que representa "a alrededor del 19% de los trabajadores locales y quizás al 1% de los trabajadores migrantes".

Radhi recuerda que "antes, el movimiento sindical era clandestino y muchos sindicalistas habían sido encarcelados o estaban en el exilio". "En 2002 se hicieron reformas legislativas, una de las cuales reconocía la libertad sindical. Sin embargo, en Bahrein todavía está muy poco difundida la cultura sindical", lamenta el sindicalista que recuerda que en un principio los trabajadores "tuvieron una actitud muy conservadora". "Pero la mentalidad va evolucionando", subraya.

"Cuando en los años treinta comenzaron las actividades petroleras, la mayoría de los trabajadores de Bahrein trabajaban en este sector y se hicieron manifestaciones y huelgas reclamando el derecho de sindicación. En esa época, como el movimiento sindical estaba vinculado con partidos políticos, fue reprimido por el Gobierno y las empresas. Entre 1938 y 2002 perdimos mucho tiempo. También perdimos la cultura sindical", denuncia el sindicalista.

Sin embargo, posteriormente, "las ventajas que conseguimos gracias a la lucha sindical benefician a todos, inclusive a las personas que no están afiliadas", indica.

En cuanto a los planes inmediatos de la GFBTU, Radhi señala "el conflicto" que mantienen con el Gobierno por el código sindical "ya que no se concede a los trabajadores del sector público el derecho de sindicación". "Las autoridades afirman que este derecho le corresponde únicamente a los trabajadores del sector privado. Estamos luchando para que esto cambie ya que hay 35.000 trabajadores que no pueden gozar de ese derecho fundamental", explica.

Por otro lado, el sindicalista se muestra esperanzado por el hecho de que el movimiento sindical en Bahrein se pueda extender a otros países de la región del Golfo como Arabia Saudita, que está formando "comités laborales consultivos conjuntos". "En Omán también hay un nuevo código sindical. En Kuwait existe un sindicato desde 1961. En los Emiratos Árabes Unidos no hay nada porque el 90% de la fuerza laboral está compuesta por inmigrantes y eso implicaría que casi toda la federación estaría compuesta por inmigrantes. No es fácil, pero se podría comenzar por crear sindicatos en los servicios públicos, que es donde hay mayor cantidad de nacionales trabajando", recomienda.

UN 60% DE TRABAJADORES MIGRANTES

Precisamente, el sindicalista recuerda que el fenómeno migratorio en Bahrein "se desarrolló antes que en los demás países de la región" debido al temprano desarrollo de la industria petrolera. "El 60% de nuestra mano de obra está compuesta actualmente por trabajadores migrantes.

Es un porcentaje alto pero inferior al de otros países de la región, como los Emiratos Árabes Unidos, donde la proporción es de 90% o inclusive Arabia Saudita, con 65%, o Qatar con más de 80%. En Bahrein hay alrededor de 200.000 trabajadores migrantes. Como ocurre en casi todo el mundo, trabajan en los sectores donde los salarios son más bajos, como la construcción y el transporte", subraya.

Respecto a los servicios que la GFBTU brinda a este sector, Radhi recuerda que en Bahrein se celebraron recientemente dos seminarios sobre sus derechos --con el apoyo de la CSI, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (ICM)-- en los que se insistió en la importancia "de erradicar su analfabetismo para que consigan información".

"Necesitan información sobre sus derechos porque muchos de ellos están decepcionados. Antes de que se fueran de sus países se les prometieron muchas cosas pero cuando llegaron a Bahrein vieron que la situación era muy distinta", lamenta.

El sindicalista también señala que la diferencia salarial entre un trabajador local y un migrante "se sitúa en torno a los 300 euros mensuales". "En el trabajo doméstico, indios y filipinos perciben 120 euros pero a los de Bangladesh o Sri Lanka se les paga 80 euros mensuales", explica.

"Como sindicatos estimamos que sería mejor colmar esa diferencia instaurando un salario mínimo en lugar de aplicar impuestos a los empleadores. Pero el Gobierno se niega a promulgar una ley sobre el salario mínimo, sosteniendo que es un mercado libre, una economía de mercado", denuncia Radhi en la entrevista.

"Los migrantes temen que el empleador no les renueve sus contratos, también temen las discriminaciones", continúa. "¿Tienen conciencia los sindicatos de los países de procedencia de esos riesgos? ¿Defenderán a sus compatriotas contra viento y marea?", se pregunta el sindicalista

"A veces no se puede obtener todo. Hay quienes dicen que es mejor tener trabajo aunque sea sin derechos que tener derechos pero no trabajo", menciona Radhi, que recuerda que en Bahrein los migrantes "están protegidos por sus contratos que obligan a los empleadores a pagarles indemnización en caso de despido".