Actualizado 22/11/2007 15:13

El progresivo envejecimiento y la mejora en la formación de las mujeres, principales cambios en la población este siglo

IVIE y Fundación BBVA destacan que el crecimiento de la inmigración ha transformado a España de un país emigrante a un país de acogida


MADRID, 22 Nov. (EUROPA PRESS) -

El cada vez mayor envejecimiento de la población española y el espectacular avance en la formación y acceso a la educación de las mujeres son dos de los grandes cambios demográficos ocurridos este siglo, según se desprende del II Volumen monográfico realizado desde la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), que bajo el título 'Actividad y Territorio: un siglo de cambios', han elaborado los profesores Francisco Goerlich, Matilde Mas, Joaquín Azagra y Pilar Chorén, de la Universidad de Valencia.

Durante su presentación esta mañana en la sede de la Fundación en Madrid, uno de sus autores, Goerlich, explicó que, efectivamente, el hecho de que la población española se hace mayor es uno de los rasgos más destacados de esta investigación. Esto ocurre en todas las provincias, donde cada vez es mayor el número de habitantes con más de 65 años. Esta cifra es especialmente intensa en la mitad norte del territorio, con Zamora, Orense, Lugo, Teruel, Soria y Ávila como las provincias con mayor presencia de mayores.

Paralelamente se detecta una reducción del peso de los más jóvenes, con las ocho provincias andaluzas --junto con Murcia, Las Palmas, Badajoz, Albacete y Ciudad Real-- como las zonas donde mayor población joven se concentra. En todas las provincias españolas la presencia de menores de 15 años se ha reducido con respecto a 1960.

Frente a ello, un dato positivo: la drástica caída del analfabetismo en la población: de una tasa del 63,8% en 1900 se ha pasado a apenas el 2,4% en 2001 (población de diez años en adelante), un aumento todavía más relevante en el caso de las mujeres: ellas eran analfabetas en un 71,4% en 1900 y actualmente ese porcentaje se ha reducido en 2001 a un 3,4%. Por provincias, Jaén es en la actualidad la que mayor número de analfabetos registra.

Ligado a ello se ha producido también, según explicó el profesor Goerlich, una espectacular mejora de la educación universitaria, ya que en 1960 tan sólo el 1,86% de la población tenía estudios superiores, y en 2001 esa cifra había aumentado hasta el 12,61%. En el caso de las mujeres la mejora es aún mayor: del 0,14% en 1900 a casi el 13% en 2001. La mitad norte peninsular, con Madrid a la cabeza, son las zonas que mayor porcentaje de universitarios tiene.

SECTORES Y ACTIVIDADES.

En relación a la actividad o sectores en los que se emplea la población española, la tasa de actividad general ha aumentado poco: del 40% en 1900 a cerca del 47% en 2001 --la de las mujeres sí es significativa: del 14,2% al 37,2% de 1900 a 2001---. Y es que en 1900 sólo el 19% de la población activa eran mujeres y en 2001 esta cifra fue del 40,4%. Madrid es la provincia con mayores tasas de actividad, frente a Zamora, que es la que menos. El porcentaje de asalariados en la población ocupada pasó del 63,2% en 1960 al 82,3% en 2001 (del 58% al 86% en el caso de las mujeres).

El cambio más radical se nota en la estructura productiva: mientras en 1900 el 71% de la población se ocupaba en el sector agrícola, en 2001 este porcentaje apenas superaba el 6%. Por contra, el peso de la ocupación industrial aumentó del 13,5% en 1900 al 18,4% en 2001: Álava y Guipúzcoa son las provincias que mayor peso industrial tienen, mientras que las dos canarias son las que menos.

Los servicios han seguido igual o superior tendencia de crecimiento en este siglo: del 15,1% en 1900 al 63,5% en 2001, donde la presencia de la mujer es mayoritaria: el 80,6% de la ocupación femenina se encuentra en este sector, frente al 52,7% de los varones. Madrid y los dos archipiélagos son las provincias que mayor peso tienen en el sector servicios.

CAMBIOS POR LA INMIGRACION.

En cuanto a movilidad geográfica, el aumento de ésta también ha sido espectacular, en palabras de la profesora Matilde Mas, que explicó que, mientras que en 1900 más del 90% de la población residía en un municipio de la misma provincia donde nació, en 2006 ese porcentaje cayó al 69%. Sólo el 8,6% vivía hace más de cien años en una provincia distinta, frente al casi el 20% de 2006.

La llegada de inmigración a nuestro país --que ha pasado de ser país emigrante a país de acogida, especialmente desde 1995-- ha hecho que en 2006 el 10,8% de la población española haya nacido en el extranjero, frente al 0,3% de 1900. Las cifras siguieron creciendo en 1998, cuando la población extranjera representaba el 3% de la población residente total y continúo haciéndolo este año, cuando esta cifra se ha cuadruplicado --en apenas 9 años--, alcanzando el 11,6%.

La población extranjera se concentra en la vertiente oriental de la península y los dos archipiélagos, según este estudio, que destaca Alicante, por ejemplo, con un 20% de su población total extranjera. Por países de procedencia, la mayoría de ellos llegan de Marruecos, en primer lugar, seguido de Rumanía --que ha desbancado a Ecuador-- y este país latinoamericano, que ahora ocupa el tercer puesto. Le siguen Reino Unido, Colombia, Argentina, en sexto lugar, Alemania, Francia y, para cerrar el 'top ten', Bolivia y Perú.

La mayoría de los extranjeros se ocupan en el sector de la construcción, los servicios, la hostelería, los servicios del hogar, la industria y la agricultura --en último lugar--, y la gran mayoría de ellos cuenta entre 25 y 39 años --seguidos de la franja 40-54--. La razón es que todos o casi todos llegan a nuestro país a trabajar, por lo que el número de niños y ancianos es muy inferior. La gran mayoría llega con estudios secundarios (60%).

Como conclusión, los autores destacaron "la normalización de la situación de la mujer en la vida en sociedad", incrementando su peso en la población activa y superando a los varones en la universidad, y la transformación de un país de emigrantes a un país de acogida --agudizándose así los desequilibrios territoriales, frenando el envejecimiento, atendiendo a una demanda de trabajo insatisfecho, elevando la tasa de actividad y contribuyendo al bienestar social al hacerse cargo del cuidado de colectivos vulnerables--.