Actualizado 28/12/2010 14:51

Unos 200 refugiados somalíes se hacinan en la derruida Embajada de su país en Roma


ROMA, 28 Dic. (Reuters/EP) -

Unos 200 refugiados somalíes viven en la antigua Embajada de su país, que sigue siendo propiedad del Estado somalí, aunque el edificio de cuatro plantas fue abandonado tras la caída del último Gobierno estable del país a principios de los años noventa.

Hacinados en un derruido salón de la antigua Embajada de Somalia en Roma, un grupo de refugiados prepara la cena en una hoguera mientras otros se preocupan de que las llamas sigan vivas echando alcohol metílico bajo el cazo.

El edificio es una de las típicas villas del distrito diplomático de Roma, aunque las ventanas rotas y los coches abandonados de la Embajada contrastan con la prosperidad del barrio.

"Me fui de Somalia porque hay una guerra civil que dura ya 20 años", explica Abukar Mohamed, que abandonó Mogadiscio en 2006 rumbo a Italia. Las relaciones históricas creadas por el pasado colonial de Italia en Somalia han atraído a muchos refugiados del país del Cuerno de África.

La mayoría de las personas que se resguardan en el edificio tienen documentos que les permiten permanecer en Italia, pero al ser incapaces de encontrar trabajo o alguna oportunidad para estudiar, muchos están desesperados por irse a otras zonas donde sea más fácil encontrar trabajo.

Mohamed Osman Alí, que llegó a Italia en 2008, ha intentado entrar en Austria, Noruega y Suecia, pero siempre ha sido devuelto al país transalpino y no encuentra otro hogar salvo la Embajada en ruinas.

Los hombres se reparten entre ellos las tareas de limpieza y la cocina, guardan la ropa de cama por la mañana y mantienen el orden. Sin embargo, el hacinamiento y la pobreza convierten la situación en una lucha constante.

"Vivimos ocho o nueve personas en una habitación, algunos sufren de enfermedades como la tuberculosis, y nos transmitimos enfermedades de la piel, respiratorias", explica Osman Alí.

La Policía accedió al inmueble hace un mes debido a las protestas de los vecinos, pero después de verificar los documentos de los refugiados, les mandaron otra vez a la Embajada.

Abukar Mohamed abandonó Mogadiscio en julio de 2006, viajando por Libia y alcanzando Sicilia en 2007. Mohamed explica que le dieron asilo político y le dijeron que podía ir donde quisiera, pero no recibió más ayuda.

"Mi objetivo era irme fuera, construir un futuro y estudiar para tener una vida mejor", comenta Mohamed. "Soy un hombre joven, quiero estudiar, trabajar y crecer, ese era mi proyecto. Pero lo que descubrí es que mi futuro y mi vida en Europa están arruinados, porque nunca he estado tan desesperado como aquí", añade.

Decenas de miles de personas han muerto y más de un millón de personas han tenido que abandonar su hogar en Somalia desde que el dictador Mohamed Siad Barre fue depuesto en 1991 por señores de la guerra que poco después se enfrentaron entre ellos, dejando un vacío de poder que ha inundado el país de sangre.

La Unión Africana ha enviado miles de soldados para mantener la paz con el objetivo de apoyar a un gobierno debilitado frente a la insurgencia islamista y ofrecer seguridad entre la anarquía que se ha adueñado del país.