Actualizado 20/06/2011 15:42

Los jesuitas aseguran que demasiados gobiernos ven a los refugiados como "inconvenientes" o como "una carga económica"


ROMA, 20 Jun. (EUROPA PRESS) -

El Servicio Jesuita a los Refugiados (SRJ) ha asegurado que los refugiados son vistos por muchos gobiernos "como políticamente inconvenientes o como una carga económica" y ha recordado que "son demasiados los gobiernos que siguen ignorando los principios clave de la Convención Internacional sobre el Estatuto del Refugiado", que hoy cumple 60 años de vigencia, con motivo del Día Mundial del Refugiado.

En este sentido, el director del Servicio Jesuita para los Refugiados, el padre Peter Balleis, ha afirmado que "si la convención se aplicara plenamente, tanto en la letra como en el espíritu, las vidas de muchos refugiados que han huido de Libia cruzando el Mediterráneo, de somalíes que han huido a Kenya e incontables más podrían ser protegidas e incluso salvadas" porque "la protección frente a las violaciones de los derechos humanos es un derecho de nacimiento para todos".

Asimismo, el padre Balleis ha relatado que "los refugiados son a menudo confinados en campamentos remotos o injustamente detenidos, violando su derecho a la libertad de movimiento". Además, el SJR ha denunciado que también "se les niega injustamente la documentación, el derecho a trabajar y el acceso a los servicios esenciales".

El director del SRJ ha apuntado que los Estados limitan cada vez más a los refugiados el acceso a sus territorios y no brindan a los solicitantes de asilo la posibilidad de acceder a unos procedimientos justos para acceder al estatuto del refugiado.

Además, ha subrayado que la Convención de las Naciones Unidas sobre el Estatuto del Refugiado firmada en 1951 es "la piedra angular de la protección internacional" y ha asegurado que "la seguridad ofrecida a millones de hombres, mujeres y niños, y la oportunidad de reconstruir sus vidas dignamente es un claro testimonio de su importancia".

Precisamente, el padre Balleis ha explicado que esta convención permitió "la introducción de una obligación universal de ofrecer limitadas pero importantes formas de asistencia a los refugiados" y ha precisado que también se incluyó "que nunca se devolviera a los refugiados a los lugares donde pudieran estar en peligro de persecución".

"Más significativo ha sido el establecimiento de una definición de refugiado centrada en el temor de una persona a ser perseguida como causa de su huida, más que enfocarlo en una situación en particular" ha añadido Balleis.

Así, ha recordado que, en los últimos años, la convención ha demostrado ser sensible "a las necesidades emergentes" y ha ampliado la definición de refugiado para incluir a las víctimas de la violencia sexual y a las de la persecución por parte de actores no estatales, como grupos rebeldes y milicias".

VIOLENCIA SEXUAL COMO FORMA DE PERSECUCIÓN

Como ejemplo, ha recordado la situación que viven "miles de mujeres" de la República Democrática del Congo, las cuales se han visto obligadas a desplazarse ante el aumento de violaciones sexuales y ha subrayado que "el reconocimiento de la violencia sexual como una forma de persecución no sólo les ha permitido acceder a protección legal, sino que también ha impulsado a que algunas organizaciones establezcan programas para responder a sus necesidades específicas".

Por otra parte, el padre Balleis ha recordado que el próximo mes de diciembre la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) convocará un encuentro con los gobiernos en el que pedirá "a cada Estado" que se comprometa "a adoptar una medida substancial para mejorar la protección de los refugiados" y ha pedido a los gobiernos que se tomen este reto "en serio".

El Servicio Jesuita para los Refugiados trabaja en más de 50 países de todo el mundo y cuenta con 1.200 trabajadores entre laicos, jesuitas y otros religiosos que tratan de responder a las necesidades educativas, sanitarias y sociales de 500.000 refugiados y desplazados, independientemente de su raza, origen étnico o confesión religiosa.