Actualizado 07/08/2008 19:47

Utilizan por primera vez fósiles anfibios y reptiles para reconstruir 600.000 años de evolución del paisaje de Atapuerca

IBEAS DE JUARROS (BURGOS), 7 Ago. (EUROPA PRESS) -

Personal investigador del yacimiento arqueológico de Atapuerca, en la sierra burgalesa del mismo nombre, ha utilizado por primera vez fósiles de anfibios y reptiles para reconstruir 600.000 años de evolución del paisaje de la zona.

Actualmente, hay muchas líneas de investigación en ecología que utilizan las diferentes especies de anfibios y reptiles como indicadoras de las variaciones en el paisaje de un entorno, pero nunca se había utilizado antes este tipo de análisis en la Sierra de Atapuerca.

Saber cómo era el paisaje del pasado es una tarea difícil y con frecuencia no basta con aplicar un método determinado: es la aportación de distintas disciplinas las que nos dan un conocimiento más preciso.

A las ya tradicionales especialidades como la paleoclimatología, la antracología, la geomorfología, los micromamíferos y un largo etcétera, ahora personal investigador de Atapuerca ha analizado restos fósiles de anfibios y reptiles hallados en dicha sierra para averiguar cómo evolucionó el paisaje en Atapuerca durante 600.000 años a partir de los datos de la secuencia del yacimiento de Gran Dolina entre hace 900.000 y 300.000 años.

Los datos obtenidos con el estudio de estos fósiles son bastante similares a los que han proporcionado la aplicación de otras disciplinas, lo cual demuestra la fiabilidad de los reptiles y anfibios en este proceso de conocimiento, según informaron a Europa Press fuentes de la Fundación Atapuerca.

El nuevo trabajo ha sido publicado en la revista 'Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology', que en su número de abril incluía el artículo titulado 'The Early-Middle Pleistocene palaeoenvironmental change based on the squamate reptile and amphibian proxies at the Gran Dolina site, Atapuerca, Spain' trata del cambio paleoambiental del pleistoceno medioantiguo usando como indicadores a los reptiles escamosos y anfibios del yacimiento de la Gran Dolina de Atapuerca.

Lo firman Hugues-Alexandre Blain, del laboratorio de micropaleontología del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana y Evolució Social) y del Área de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona; Salvador Bailon (Laboratoire de préhistoire du Lazaret, Nice, France), y Gloria Cuenca-Bescós (Universidad de Zaragoza).

LAVADO DEL SEDIMENTO.

"Para este estudio -cuenta Hugues Blain- se han analizado los restos de anfibios (tritones, sapos y ranas) y escamosos (anfisbénidos o culebrillas ciegas, lagartijas, luciones y serpientes) procedentes de las campañas de lavado 1993-1999 de todo el sedimento (aprox. 5.5 toneladas) del conocido como Sondeo de Gran Dolina (niveles TD5 a TD10), que se realizó para evaluar el potencial de este yacimiento y durante el cual se descubrieron los primeros restos de una nueva especia, Homo antecesor, en 1994.

Este material corresponde aproximadamente a 40.000 restos de fósiles identificables de entre los que se han podido clasificar 22 taxones (géneros y especies). "Lo más interesante -añade Hugues Blain - es lo novedoso de éste trabajo, basado en una parte de la tesis que leí en Paris, en 2005, en el que por primera vez se aplica el estudio de los anfibios y reptiles de Atapuerca a la reconstrucción paleoambiental".

El paisaje, a lo largo de la secuencia de Gran Dolina ha sido reconstituido a partir de los anfibios y escamosos, comparándolo con los datos de los pequeños mamíferos (roedores, musarañas, murciélagos, conejos), de la palinología (polen y esporas) y de la geomorfología (modelado del paisaje por los procesos geológicos y climáticos).

El estudio de la evolución de la biodiversidad (asociaciones taxonómicas) de reptiles y anfibios durante los cerca de 600.000 años (900.000-300.000 años) representados en Gran Dolina ha permitido comprobar la presencia de hábitats acuáticos y húmedos permanentes en los alrededores del yacimiento.

Sin embargo, durante los periodos cálidos se desarrollarían hábitats más abiertos y secos, mientras que en los fríos se desarrollarían hábitats más húmedos y boscosos.

Estas variaciones de paisaje se corresponden cronológicamente con la presencia de Homo antecessor desde 1,2 millones de años hasta 700.000 años y, posteriormente, al Homo heidelbergensis, presente en la sierra de Atapuerca a partir de los 500.000 años según los datos cronológicos de la Sima de los Huesos, de manera que este estudio permite contextualizar los diferentes paisajes de las sucesivas especies humanas que habitaron la Sierra de Atapuerca.