Unas 80 familias esperaban a mayo para regresar y salir de Ons, pero el transporte regular sigue sin fecha

Arturo, Esther y uno de sus nietos llevan más de 40 días en la isla de Ons. Llegaron en la última lancha de transporte de pasajeros antes del confinamiento y ahora permanecen a la espera de que se pueda volver a viajar a tierra firme. Imagen cedida.
Arturo, Esther y uno de sus nietos llevan más de 40 días en la isla de Ons. Llegaron en la última lancha de transporte de pasajeros antes del confinamiento y ahora permanecen a la espera de que se pueda volver a viajar a tierra firme. Imagen cedida. - CEDIDA-VECINOS DE ONS
Publicado: domingo, 26 abril 2020 12:21

   La asociación de vecinos se dirigirá esta semana a la Consellería de Medio Ambiente para pedir una reunión

   SANTIAGO DE COMPOSTELA, 26 Abr. (EUROPA PRESS) -

   No tienen noticias de cuándo podrán acudir a sus casas y tampoco saben en qué momento podrán volver a la península para ver a sus familias. Más aún esperan Cesáreo Pérez, que todavía no conoce a su tercer bisnieto, que nació poco antes de que se decretase el estado de alarma por la crisis sanitaria del covid-19; y Arturo, Esther y uno de sus nietos, que se quedaron 'atrapados' en la isla a la que habían llegado en la última lancha que fue hasta allí.

   También siguen allí Pepe de Miro, jubilado del mar que se dedicaba a la captura de pulpo y marisqueo de percebe y que vive en la isla buena parte del año; así como Emilio, Carmen, Josefa y Manolo, que aunque no están de forma permanente en Ons, sí acuden con mucha frecuencia.

   Son 82 familias las que viven a caballo entre las Islas Ons y tierra firme --Bueu es el ayuntamiento al que pertenece-- y que, como cada año, tenían la mirada puesta en el mes de mayo, cuando el calendario marca la reanudación del transporte regular a la isla. No obstante, con el estado de alarma se han suspendido incluso los traslados puntuales y, mientras en tierra hay familias que no saben cuándo podrán acudir a sus casas, una docena de personas pasa el confinamiento en uno de los 'paraísos' del Parque Nacional de las Islas Atlánticas.

   "Allí no se puede vivir todo el año si tienes un trabajo", puesto que solo hay eventualmente transporte, afirma María Pérez, presidenta de la asociación de vecinos. Por eso, las familias que tienen allí su vivienda, y que todavía luchan por que se les otorgue el título de propietarios (están en régimen de concesión, lo que los ha mantenido litigando con la Xunta durante años desde 2010), tienen que esperar a mayo para poder acudir con regularidad a sus casas. Para ello, comparten el mismo "transporte que los turistas".

   El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) avaló en un fallo de 2013, que estas viviendas se mantuviesen en régimen de concesión por parte de la Xunta, al considerar que es conforme a derecho el decreto 174/2010 que desarrolló la ley de régimen de concesión de viviendas de 2001, que los habitantes de Ons llevaron a los tribunales. "Estamos dispuestos a seguir luchando", ha afirmado a Europa Press María Pérez, que ha explicado que queda, como mínimo, la vía política para poner fin a esta reclamación.

   Algunos 'privilegiados', como ellos se consideran, pueden permanecer en la isla, con servicios de electricidad por franjas horarias, todo el año o buena parte del tiempo. Así lo hacen Cesáreo Pérez y Pepe de Miro, que han atendido la llamada telefónica de Europa Press. En la conversación, han explicado que la docena de personas que está confinada en la isla se encuentra "bien", aunque hay una pareja que normalmente no vive allí todo el año y siente preocupada porque la mujer tiene que acudir "al médico a hacerse unas pruebas" y no puede salir de la isla.

PETICIÓN A LA CONSELLERÍA DE MEDIO AMBIENTE

   "Somos sobre 82 familias que en estos momentos no podemos acceder a Ons de ninguna manera. No tenemos transporte. No nos dan ningún tipo de información de si van a poder restablecer los viajes, de qué manera y con qué medidas de seguridad", ha explicado, a Europa Press, María Pérez. En este sentido, ha indicado que la asociación que preside ha decidido volver a comunicarse con la Consellería de Medio Ambiente para pedir un encuentro con el fin de que se les explique el plan de acceso a la isla para este año.

   María Pérez confía en que "a partir del 9 de mayo", cuando finalice la próxima quincena del estado de alarma, se pongan en contacto con ello. Esta reclamación tendrá lugar después de que el pasado año "se hubiese limitado el acceso a nuestras viviendas", se ha lamentado la presidenta de la asociación, quien ha explicado que solo tenían autorización los propietarios e hijos, lo que suponía que, por ejemplo, su madre, ella y su hermano podían acudir, pero no sus parejas. "Nos metieron en el mismo cupo sin tener en cuenta que tenemos nuestras vidas y nuestros antepasados allí", ha censurado.

   Desde diciembre del pasado año, los vecinos de Ons mantuvieron dos reuniones con la consellería, la última el pasado 4 de marzo. "Estamos a la espera, no se ponen en contacto con nosotros y no sabemos qué va a pasar", ha manifestado María Pérez, quien ha recordado que, como propietarios de una vivienda, "no tienen ningún derecho de acceso, usan el mismo transporte que cualquier turista y carecen de un acceso de forma habitual". "Hasta el año pasado, el mismo precio y el mismo transporte igual que cualquier turista", ha remarcado.

   En la isla, además de carecer de transporte regular --solo acude la lancha que transporta a los encargados del faro y del parque--, tampoco hay médico, ni siquiera en época de verano, ni luz 24 horas. Esto impide que quienes tienen allí una vivienda y trabajen o tengan hijos "no puedan habitar todo el año" sus casas, que tienen obligación de mantener en condiciones de buen estado. "Hemos costeado los pozos, la Xunta no nos da ningún servicio, solo la recogida de basuras y la deja en el muelle de Aldán (en el término municipal de Cangas)", ha dicho María Pérez, que recuerda que "los isleños se vieron obligados en los años 70 y 80 a dejar de vivir allí porque no les quedó más remedio", pero "siempre han mantenido en pie" sus casas.

   La isla fue expropiada por el estado franquista en 1941 a la familia Riobó --que trató de recuperarla tras la muerte del dictador, pero solo logró que se le reconociese una indemnización--. Curiosamente, como recoge un artículo de carácter histórico publicado sobre la familia Riobó publicado el 31 de diciembre de 2009 en 'Faro de Vigo', el médico Manuel Riobó --que compró el archipiélago de Ons y Onza en 1919-- "tuvo la ocasión de aplicar sus conocimientos en la isla, muchos años antes de que fuese de su propiedad", cuando en 1888 hubo "una epidemia de fiebres tifoideas y prestó desinteresadamente sus servicios", lo que le sirvió para acercarse a la epidemiología, una rama muy importante de su trabajo cuando fue destinado a Filipinas.

   "Nosotros pedimos que desafectasen las viviendas del resto del suelo, pero no lo hicieron. Las casas las construyeron nuestros antepasados, la Xunta llegó ayer, pero nos metieron en un régimen de concesión (inicialmente de 99 años y ahora de 75, desde 2010)", ha explicado a Europa Press María Pérez.

A LA ESPERA DESDE LA ISLA

   Mientras en tierra firme esperan decenas de familias para poder acceder a sus viviendas, Cesáreo Pérez asegura que en la isla "está todo bien". Nadie ha sufrido de la covid-19: "todo bien aquí, algunos llegaron escapando de la muerte", considera sobre los últimos que alcanzaron la isla antes de que se decretase el estado de alarma.

   Cesáreo había ido a pasar unos días con los hijos y los bisnietos, pero al tercero todavía no lo conoce, porque "no dejaban pasar" y el día 7 él ya se fue de vuelta a Ons, en la última lancha que llegó. "Lo vi por teléfono", ha manifestado.

   Comida no les falta y en la lancha recibe los víveres que pueda necesitar. "Hay no hay nadie, conejos. Otra cosa no hay. Ni barco que te lleve", ha afirmado en la conversación con Europa Press este isleño que ha sembrado "patatas, legumbres" y que tiene "gallinas".

   "Lo llevamos bien", corrobora, por su parte, Pepe de Miro, jubilado que también tiene animales en la isla. "Yo ya paso más tiempo aquí que en tierra", asegura, aunque tiene a su mujer e hijos en la península, una de ellas en Santander y otra trabajando en un supermercado en esta pandemia.

   Con 61 años, jubilado del mar --se dedicaba a la captura del pulpo y percebe pero un problema de corazón adelantó su retirada, dedica el tiempo a los cultivos y a sus animales, como a su caballo, del que asegura con orgullo: "solo le falta hablar".

Leer más acerca de: