Cinco cosas que hemos aprendido de los terremotos

Personas entre los escombros de un edificio destruido tras un terremoto en Siria
Personas entre los escombros de un edificio destruido tras un terremoto en Siria - WORLD VISION
Publicado: jueves, 9 febrero 2023 10:42

MADRID, 9 Feb. (Por Isabel Gomes, directora de Operaciones Humanitarias de World Vision) -

Haití, Nepal, Indonesia, Siria, Turquía. World Vision no es ajena a la respuesta a grandes terremotos que matan a cientos o miles de personas, destruyen infraestructuras y derriban hogares. Nos afligimos cada vez que ocurre uno. Nuestro personal y sus familias a menudo también se ven afectados. Pero con cada uno de ellos aprendemos más sobre la mejor manera de responder a esta devastadora fuerza de la naturaleza.

Algunas de las lecciones más importantes que hemos aprendido son:

CUIDAR A NUESTRO PERSONAL

Muchos de los empleados y voluntarios de World Vision son locales. Existe el peligro de olvidar que sus hogares también pueden estar dañados o destruidos, y sus familias desplazadas y angustiadas. En medio del caos, cuidar del personal para que pueda cuidar de los demás es clave para una respuesta eficaz y sostenida. No hacerlo perjudica al activo más valioso: el personal.

EVALUAR LAS NECESIDADES Y COORDINAR

En las primeras horas y días trabajamos con las autoridades locales, otras ONG y la ONU, y hablamos con las propias comunidades para identificar las necesidades y carencias. El contexto importa. Si las tiendas y las carreteras siguen funcionando, entregar dinero en efectivo a los supervivientes puede ser mejor que
transportar alimentos en camiones y atascar las carreteras. La coordinación es fundamental.

Entregar ayuda por partida doble a unas personas y no entregarla a otras supone una pérdida de ayuda y de tiempo, razón por la cual las agencias de ayuda humanitaria, el gobierno y la ONU colaboran estrechamente.

GARANTIZAR LA PROTECCIÓN DE LOS NIÑOS

Aunque es vital hacer llegar la ayuda a los supervivientes, los niños y niñas necesitan cuidados especiales para hacer frente a los impactos invisibles de los terremotos que pueden dejarles mental y emocionalmente marcados por lo que han vivido. Esto significa proporcionarles espacios seguros para jugar y recuperar la sensación de normalidad, además de apoyo psicosocial y estímulo educativo.

Estos espacios también ayudan a minimizar el riesgo de que los niños y niñas sufran violencia. Además, mantienen a los niños alejados de quienes podrían aprovecharse de su extrema vulnerabilidad, que se traduce en trata, abusos sexuales y matrimonios precoces.

ASOCIARSE CON LA POBLACIÓN LOCAL

Los primeros en responder a las emergencias son siempre los habitantes de la zona. Conocen el idioma, el contexto y tienen contactos. La idea de que los forasteros acudan al rescate y tomen el relevo no es algo que las ONG quieran promover. En la medida de lo posible, las agencias quieren asociarse con organizaciones locales, apoyar sus esfuerzos y desarrollar sus capacidades, para que la sociedad civil local salga de una emergencia más fuerte y mejor equipada para hacer frente a las catástrofes.

LOS SUPERVIVIENTES NO SON VÍCTIMAS

Esto significa, siempre que sea posible, dar dinero en efectivo para que los supervivientes puedan gastar su dinero en lo que más necesitan y entregar artículos especializados y asistencia para satisfacer necesidades únicas, como
productos de higiene femenina para las mujeres, ayuda específica para las personas con discapacidad, entrega de mensajes de salud pública y protección de la infancia o proporcionar capacitación para aquellos que tratan de reconstruir sus vidas.

También significa escuchar a los supervivientes para que puedan decir a las ONG lo que están haciendo bien o no tan bien, de modo que se puedan hacer ajustes.
Sólo gracias a la generosa ayuda de los donantes podemos entrar en acción y satisfacer las necesidades de los afectados por estos terribles sucesos. Sólo gracias a la valentía y el compromiso de nuestro personal, y de las personas con las que colaboran, sobre el terreno podemos satisfacer juntos las abrumadoras necesidades de los niños y niñas afectados y sus comunidades.