HRW acusa a Al Assad de secuestrar la ayuda humanitaria y financiera para fomentar prácticas de represión

Hospital de refugiados de UNICEF en Siria
Hospital de refugiados de UNICEF en Siria - KHALIL ASHAWI / REUTERS - Archivo
Publicado: viernes, 28 junio 2019 11:47

Restringe el acceso humanitario, cancela proyectos de reconstrucción y filtra la ayuda para castigar a poblaciones opositoras

MADRID, 28 Jun. (EUROPA PRESS) -

La ONG pro Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW) ha acusado este viernes al presidente sirio, Bashar al Assad, de secuestrar la ayuda humanitaria y los proyectos de reconstrucción para "financiar atrocidades, castigar a sus oponentes y recompensar a sus aliados".

De acuerdo con las más de 30 fuentes diplomáticas y humanitarias consultadas en el informe "Manipulando el sistema: Las políticas del Gobierno sirio secuestran la ayuda y la financiación de la reconstrucción en Siria", Al Assad ha desarrollado un "marco legal" que le permite controlar la distribución de la ayuda, tanto humanitaria como financiera, en lo que supone una flagrante violación de los Derechos Humanos, de la que los países donantes no deben ser partícipes.

"Bajo una superficie benigna, las políticas de ayuda y reconstrucción del Gobierno sirio sirven para castigar a quienes ve como opositores y para recompensar a sus partidarios", ha lamentado la directora en funciones de HRW para Oriente Próximo, Lama Fakih.

Por ejemplo, el Gobierno sirio restringe la llegada de ayuda a comunidades, discrimina proyectos de reconstrucción e impone que muchas de estas iniciativas queden bajo la supervisión de "actores locales verificados por sus fuerzas de seguridad".

Es decir, "la ayuda queda filtrada a través del abusivo aparato estatal", por lo que los grupos humanitarios que solo pueden operar con el beneplácito del Gobierno, están obligados a aceptar unas demandas oficiales que limitan su capacidad para ayudar a las comunidades y carecen de margen de maniobra para negociar.

"Todo el mundo sabe que en Siria hay que regatear con el Gobierno", lamenta en el informe un alto responsable de una ONG humanitaria. "Pongamos que quiero rehabilitar una escuela de cierta zona. El Gobierno llega y me propone que me vaya a otro lado. No me queda más remedio que comenzar por las zonas que me dicen para que, al final, pueda desarollar mis proyectos", lamenta.

En los casos más extremos, esta política degenera en "violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos", como el levantamiento de proyectos de infraestructura que obligan a las poblaciones cercanas a desplazarse o de centros de detención caracterizados por desarrollar prácticas de abuso y tortura.

Asimismo, HRW recuerda que el Gobierno usa este "marco legal" para restringir la supervisión independiente de la situación de los Derechos Humanos en el país. "En el momento en que se enteran de que parte de nuestras iniciativas van destinadas a la protección humanitaria, nos niegan el acceso e incluso nos amenazan con revocar nuestros visados", lamenta otra fuente.

El caso se repite a nivel urbanístico. "Las leyes de inversión en Siria conceden al Gobierno un poder extraordinario para apropiarse de cualquier tipo de estructura sin tener que compensar a los afectados, que suelen pertenecer a la oposición o a los estratos más pobres", de acuerdo con el documento.

CONTRA LOS ABUSOS

Así pues, HRW pide a las agencias de Naciones Unidas y otras ONG que recapaciten sobre los efectos de su colaboración con el Gobierno sirio, que en muchos casos podría ser vista como un "gesto de complicidad hacia la comisión de crímenes contra el Derecho Internacional".

En este sentido, HRW propone la creación de un consorcio internacional que establezca un criterio de mínimos para colaborar con el Gobierno sirio, acompañado de "un sistema de supervisión independiente" para cada programa que decidan emprender en Siria.

Todos los grupos humanitarios que operen en Siria tienen que poner fin a sus operaciones donde el daño a los Derechos Humanos sea mayor que los beneficios de su trabajo, y los inversores deben de asegurarse de que su dinero no se emplea en estos delitos, defiende HRW. Si así ocurriera, deberían restringir su ayuda hasta que terminaran esas prácticas y las víctimas fueran compensadas.

"Si nadie se atreve a reformar el sistema, las agencias de ayuda y los inversores acabarán financiando el sistema de represión en Siria, pero con un esfuerzo colectivo, los donantes podrían entregar su ayuda con la confianza de que no acaba oprimiendo a los sirios", añade Fakih.

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