Carnicero en un mercado de Atenas
Foto: EUROPA PRESS
  
Actualizado: viernes, 3 julio 2015 13:09

ATENAS, 3 Jul. (EUROPA PRESS) -

   El sector comercial minorista ha experimentado un descenso de ventas durante la primera semana de 'corralito' en Grecia, dejando a la vista muchas persianas bajadas o tiendas con poca clientela en el centro de Atenas.

   Las tiendas de especias son una de las imágenes más pintorescas de la capital helena. Pequeños locales, con aromas de toda clase, guardan en cajas de madera centenares de especias de todo el mundo. "Hace años teníamos una reputación. Ahora, todo ha perdido valor", explica a Europa Press Kostas, dueño de uno de estos pequeños rincones.

   Preguntado por qué tipo de cliente se ha acercado a su tienda estos días, responde: "Gente con dinero o sin preocupaciones". Como él opina el dueño del puesto de electrodomésticos vecino. "Seguimos adelante, pero nunca imaginamos no poder sacar dinero del banco. Es terrible", añade Nikos, que lleva más de diez años tras el mostrador de su negocio familiar.

   Este viernes se cumplen cinco días desde que el Gobierno griego impusiera el cierre de capitales por una semana. Los ciudadanos griegos tan solo pueden sacar un máximo de 60 euros al día del cajero
automático, de modo que el dinero "se tiene que controlar", enfatiza Dora, ama de casa, que admite "evitar" la compra de ciertos "caprichos".

Atenas

   Alrededor del mercado central de Atenas, el bullicio aumenta, aunque no se ve a mucha gente con bolsas colgando del brazo. Allí, Ilias, carnicero, corta y desmenuza trozos de carne que intenta vender, regateando, a los clientes.

   "El primer día vino mucha gente", cuenta, en referencia al lunes, primera jornada del 'corralito', mientras separa unas costillas de cerdo. "Ahora trato de vender como puedo y, a veces, tengo que bajar el precio de carne que es de muy buena calidad", confiesa.

REDUCIR EL GASTO

   Alexandros, quien acaba de comprar pescado, admite que ha reducido sus gastos durante esta semana. "Lo primero es alimentarse. Lo del café o el 'tsipouro', es ahora un lujo", opina.

   Mientras tanto, en uno de los supermercados de la zona, Marina opina que "la gente no deja de ir a comprar al supermercado" y explica que "hay miedo y rumores de que un día todo va a cerrar".

   Los artesanos, cuyas tiendas llenan las callejuelas del barrio de Syntagma, tienen apenas clientes. "Llevamos así mucho tiempo, no estamos asustados", comenta Natalia, joyera, que intenta captar a los turistas que miran a su escaparate. "No creo que esto dure mucho, hemos pasado cosas horribles, estamos acostumbrados, y saldremos de ésta", concluye.

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