MADRID, 16 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los exiliados iraníes en Irak denuncian que el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, está incrementando la presión "de cara a un futuro baño de sangre" en el campo de refugiados de Ashraf (a 60 kilómetros al norte de Bagdad) para garantizar el respaldo del régimen clerical de Teherán de cara a su complicada reelección, según informó el Consejo Nacional de la Resistencia de Irán/PMOI en un comunicado.
Según los exiliados, "agentes del Ministerio de Inteligencia y Seguridad del régimen iraní (MOIS), con el beneplácito de un comité de la oficina del primer ministro", instalaron el pasado 13 de octubre más de una veintena de altavoces, que se suman a los 40 existentes, "cuyo ruido tortura psicológicamente a los residentes".
Mientras, soldados iraquíes han acomodado a varios agentes iraníes en el sur del campo en instalaciones destinadas originalmente a la protección de los residentes. El grupo acusa al encargado de supervisar la llegada de los agentes, el teniente iraquí Heidar Azab, de amenazar y apalear a los refugiados, una práctica que realiza habitualmente, según el PMOI.
Según fuentes del grupo en el interior de Irán, Al Maliki, cuya reelección está todavía en el aire pendiente de conversaciones para un Gobierno de coalición, tiene órdenes de Irán para aumentar la presión sobre los refugiados como parte de las condiciones impuestas por el régimen iraní para respaldar su candidatura.
"Mientras fracasan sus esfuerzos para seguir siendo primer ministro de Irak, Al Maliki responde a las condiciones impuestas por el régimen (iraní), intensificando la represión y preparando el terreno para un nuevo baño de sangre en el campamento Ashraf", indicó la nota.
