BUCAREST, 30 Dic. (Reuters/EP) -
El presidente de Rumanía, Kalus Iohanis, ha aceptado nombrar primer ministro al exministro de Telecomunicaciones Sorin Grindeanu, por lo que el nuevo jefe del Ejecutivo contará ahora con un plazo de diez días para formar un gobierno.
El nombramiento de Grindeanu, un matemático de 43 años de edad y exvicealcalde de la ciudad de Timisoara, pone punto final a la coyuntura vivida desde las últimas elecciones, en las que se impuso el Partido Socialdemócrata (PSD) pero su líder no se postuló para jefe del Ejecutivo porque en su día fue condenado por un tribunal.
Grindeanu tiene ahora diez días por delante para conformar el nuevo gabinete, que no tendrá dificultades para obtener la confianza parlamentaria porque la coalición liderada por los socialdemócratas tiene una clara mayoría.
Según los analistas, el proceso de formación de gobierno podría concluir el 4 de enero. La primera persona que eligió el PSD como candidato a primer ministro era la exministra Sevil Shhaideh, una estrecha aliada del líder de la formación, Liviu Dragnea, quien no podía postularse por haber sido condenado en 2012 por manipulación de votos.
El presidente de Rumanía rechazó la propuesta de Shhaideh, una mujer de 52 años perteneciente a la comunidad musulmana, sin llegar a argumentar por qué la descartaba. El PSD, que tuvo que abandonar el poder a finales de 2015 por las manifestaciones en contra de la corrupción, pero luego ganó las elecciones celebradas el 11 de diciembre.
El PSD y su socio, ALDE, lograron 250 de los 465 escaños que componen las dos cámaras del Parlamento de Rumanía. "Ellos está a punto de gobernar con una cómoda fórmula de Gobienro, con un sólido apoyo en el Parlamento, teniendo a un joven pero experimentado político de la nueva generación del PSD", ha explicado Cristian Patrasconiu, una analista político.
"El nuevo presupuesto irá como planean, en algún momento en enero", ha añadido. El PSD tiene previsto reducir el impuesto sobre el valor añadido y aprobar un importante aumento del salario mínimo a partir del 1 de enero, en cumplimiento de sus promesas de campaña, unas perspectivas que han hecho temer que el país pueda superar el 3 por ciento de déficit.
