R.Unido.- Brown permitirá a sus parlamentarios a rechazar parte de la ley sobre embriones si aceptan su aprobación

Actualizado: domingo, 23 marzo 2008 15:13

El primer ministro intenta aplacar la controversia en el seno de los laboristas por la orden de acatar la disciplina de partido

LONDRES, 23 Mar. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, Eva Martínez Millán) -

El primer ministro británico, Gordon Brown, permitirá a los miembros del Partido Laborista rechazar en el Parlamento algunos de los aspectos de la controvertida ley de investigación con embriones, siempre que esta oposición basada en dilemas morales y religiosos no ponga en riesgo la aprobación de la normativa, según avanzó un miembro del Gobierno.

La decisión del mandatario responde a un intento de aplacar la polémica interna motivada por su determinación inicial de imponer la disciplina de partido en la votación, una vez el texto retorne a la Cámara de los Comunes, previsiblemente a final de año, y coincide con un momento en el que las encuestas revelan un importante descontento que pondría en peligro su continuidad en Downing Street en caso de celebrarse elecciones.

En este sentido, las voces que reclamaban libertad de voto para los laboristas como la que disfrutan los de la oposición aumentaron en la jornada de ayer, después de que el líder de la Iglesia Católica en Escocia censurase el viernes las intenciones del Gobierno en materia de investigación con células madre y la posibilidad de crear embriones híbrido humano-animal como solución para enfermedades como la esclerosis múltiple, el Alzheimer, o el Parkinson.

De esta forma, el cambio de parecer de Brown se produjo tras una jornada en la que su gabinete estudió las consecuencias del malestar generado no sólo entre miembros del Parlamento que alegan razones éticas y religiosas, sino incluso entre los ministros católicos que forman parte de su Gobierno --el de Gales, Paul Murphy; el de Defensa, Des Browne; y la de Transporte, Ruth Kelly, miembro, además, del Opus Dei--, algunos de los cuales estarían dispuestos a abandonar el Ejecutivo antes de apoyar algunos aspectos de la normativa.

De igual modo, otros líderes religiosos sumaron su oposición a la del cabeza de la Iglesia de Escocia, como el propio arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, el cardenal Cormac Murphy-O'Connor, e importantes nombres del Partido Laborista, como Stephen Byers, anterior titular de Gabinete, mediaron en la controversia con críticas a la imposición de la disciplina de partido y advertencias acerca de las renuncias que esta presión del líder podría motivar en el seno de los laboristas.

CONTESTACIÓN INTERNA

Gran parte de los medios de comunicación británicos se hacen eco en sus ediciones de hoy de lo que la mayoría califican como "rebelión" en las filas laboristas y algunos, como 'The Times', recomiendan a Brown en un editorial que renuncie al "puño de hierro" y conceda libertad de voto.

No en vano, la situación representa un desafío sin precedentes a la autoridad del mandatario desde que el pasado verano asumiese el poder, ya que por primera vez los habitualmente disciplinados parlamentarios han cuestionado abierta y públicamente el mandato el primer ministro.

En consecuencia, pese a que esta misma semana Brown se había limitado a apuntar que la decisión de supeditar la disciplina de partido a las convicciones éticas y religiosas se adoptaría "a su debido tiempo", finalmente la presión interna ha llevado a Downing Street a aceptar la autonomía de los miembros del Parlamento ante las cuestiones más controvertidas de la ley, siempre que su aprobación no entre en riesgo.

Con todo, la normativa, que pasó su primera lectura en la Cámara de los Comunes el pasado mes de febrero, se mantiene como una pieza clave del calendario legislativo del Gobierno y esta misma semana en el Parlamento el primer ministro la reivindicó como "vital". En este sentido, entre las dolencias que podrían tener nuevas perspectivas a partir de este nivel de investigación figura la fibrosis cística que padece el propio hijo de Brown, James Fraser, de año y medio de edad.