Trabajadores sanitarios de Malí usan caballos y burros para las campañas de vacunación por el aumento de la violencia

Malí.- UNICEF se declara indignada por la presencia de niños entre las víctimas de la matanza de Malí
REUTERS / BENOIT TESSIER - Archivo
Publicado: miércoles, 17 abril 2019 23:28

DAKAR, 17 Abr. (Thomson Reuters Foundation/EP) -

Los trabajadores sanitarios de Malí están utilizando burros y botes para entregar vacunas en el país, ante el creciente impacto de la violencia étnica sobre la salud de los niños, según han informado este miércoles varias organizaciones no gubernamentales.

En la región de Mopti (centro), en la que murieron casi 160 personas en un ataque perpetrado en marzo, los supuestos casos de sarampión se quintuplicaron en 2018 hasta los 98, según datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), debido a que se multiplicó por cuatro --hasta los 70.000-- el número de niños que no habían sido vacunados.

Las motocicletas, que los trabajadores sanitarios utilizaban para llegar a las aldeas más remotas, han sido prohibidas para reducir la actividad de los milicianos, que las usan para sus desplazamientos y en sus ataques, forzando a los médicos y enfermeros a utilizar medios tradicionales como caballos.

"El problema de la vacunación es que está directamente relacionada con el actual conflicto", ha dicho Patrick Irenge, coordinador médico de Médicos Sin Fronteras (MSF), que utiliza coches y embarcaciones como clínicas móviles para alcanzar a comunidades aisladas.

"Si hay un momento de calma en la violencia, una pequeña ventana que se abre, organizamos una campaña de vacunación", ha explicado.

La neumonía es una de las principales causas de muerte entre los niños malienses y puede ser evitada con vacunas, como el sarampión, pero es demasiado peligroso para muchos padres salir de casa con sus hijos.

"El transporte es difícil porque no tenemos los medios para alquilar un vehículo o un coche de caballos", ha argumentado Aissata Barry, una mujer de 34 años residente en la localidad de Kankelena, situada a cuatro kilómetros del centro médico más cercano, en Sofara.

"Hay violadores en la carretera. De eso tenemos miedo", ha dicho, en declaraciones a la Thomson Reuters Foundation, antes de relatar que una de sus vecinas fue violada hace dos semanas.

Mamadou Kasse, un trabajador sanitario local que vacunó a los hijos de Barry, ha destacado que el número de niños a los que puede llegar cada día ha disminuido desde que cambió su motocicleta por un viaje de ocho horas en un carro tirado por un burro con un frigorífico para las vacunas.

Leer más acerca de: