Actualizado 03/01/2009 01:00

Antonio Pérez de Henares.- Las encuestas le amargan el año nuevo al PP

MADRID, 3 Ene. (OTR/PRESS) -

Siempre me he creído lo justo de las encuestas. O sea, lo que hay que creerse después de expurgar ficha técnica y, sobre todo, descontar el porcentaje correspondiente según quién las encargue y pague. Esto último es un dato esencial según lección magistral de un gran "aficionado" a estas cuestiones: Alfonso Guerra.

Pero de las encuestas sí me creo algunas cosas. Más que ofrecernos una foto fija nos indican el sentido de la marcha. Marcan tendencias. Y las publicadas hoy indican claramente algunos sentidos. Uno es clamoroso: por donde va el PP no va a ningún sitio. Y no puede ir, además. Con un liderazgo desvaído y contestado, vago dicen algunos, con continuas divergencias y puñaladas internas y cada vez más lejos de un contundente mensaje único y nacional (al PSOE su electorado se lo perdona y hasta lo aplaude, al PP le castiga) no sólo no aprovecha la terrible crisis que atraviesa el país y que lógicamente debería afectar al Gobierno y su partido, es que incluso retrocede.

En los últimos meses se ha observado un fenómeno realmente sorprendente en la política española: los problemas del Gobierno y de los socialistas para quien acababan siendo motivo de confrontación era para los populares. Ejemplo: el alcalde de Getafe insulta a los votantes de la derecha. Al final donde se monta el cristo es en el PP. Los 'esperancistas' abandonan la Federación mientras que el resto no da ese paso. Algo parecido ha pasado en el asunto autonómico. La Aguirre sale de la reunión con ZP como unas castañuelas y se carga toda la estrategia nacional de su partido.

Las encuestas publicadas hoy en 'El Mundo', 'La Vanguardia' y 'Público' coinciden en ello. Coinciden también en un pequeño desgaste del PSOE, mínimo para lo que son sus merecimientos, aquí seguimos votando a los 'nuestros' aunque nos tiren por los barrancos, y en un líder que mantiene el aprobado. Por los pelos pero lo mantiene. Ha perdido mucha confianza y la puede perder aún más cuando nos adentremos en el 'Año Negro' pero la tiene muchos más asentada entre los suyos que quien aspira a sucederle.

El tercer gran asunto que pude acabar teniendo un calado y una trascendencia insospechadas hace nada es la emergencia de UpyD. Prácticamente empata en intención de voto con la desguazada IU. Y la tendencia es que superara en muy poco esos registros. Rosa Díez sí es la voz de su partido. Llamazares sigue empeñado en conservar su escaño y privar de la suya a la colación de donde ha sido descabalgado después de su catastrófica gestión. Pero además, y esto es lo importante, UPyD tiene un mensaje nítidamente diferenciado del PSOE, al que se enfrenta sobre todo por sus genuflexiones nacionalistas, y también del PP ante quien actúa sin complejo alguno y a quienes tiene cada vez más de los nervios.

El ahora pequeño partido tiene visos de conseguir un espectacular resultado en las europeas y dará cualquier día la sorpresa de hacerse imprescindible para la gobernabilidad de ayuntamientos y comunidades autónomas. Y ese será el día D, hora H para ellos. De su actuación ahí dependerá su futuro (ahí se hundió el CDS) y el convertirse en una verdadera formación política que gane en arraigo y representación o en un partido seta que se consume en cuanto le da el sol. Que ese suele ser el problema de estas formaciones: lozanía hasta que les calienta la luz de los votos y se ajan en cuanto tocan el pelo del poder.

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