Actualizado 11/09/2018 08:00

Antonio Pérez Henares.- Robles asa la manteca

MADRID, 11 Sep. (OTR/PRESS) -

Margarita Robles en Defensa era poner a asar la manteca. Desde el anuncio de su ministerio, al que llegó por descarte de los otros a los que aspiraba, aquello no solo parecía algo extraño sino profundamente contraindicado. No había persona más inadecuada y con nula empatía con ese ministerio y nuestro Ejercito que ella. Ponerla al frente de nuestras Fuerzas Armadas a las que ni conoce de lejos y por las que ha dado en el pasado variadas muestras de no tener no solo aprecio alguno sino de casi todo lo contrario era una apuesta segura por los problemas y tensiones. Esa era la percepción, hoy acrecentada, en las FAS y sus militares que, sin embargo y fieles a su máxima de disciplina y obediencia al poder civil, han acatado ejemplarmente las órdenes y sufrido en silencio los desplantes, que los ha habido y no de menor cuantía.

Pero ahora Margarita Robles ha ido un paso más lejos y ha dado un tropezón que ha colocado en una posición difícil no solo al atolondrado gobierno del que forma parte sino a las cosas de comer de miles de trabajadores, en concreto a los de Navantia. La ministra en plan estupendo, ecopacifista y arrobada por el más arcangélico zapaterismo anunció a los cuatro vientos, que como los saudíes son muy malos cancelamos una venta de armas comprometida con ellos. Es hasta posible que en su ignorancia absoluta, complementada por sus nulas ganas de enterarse, además, del negociado que se trate entre manos y dirige, el Gobierno anterior, el de Rajoy, con el inestimable apoyo del rey Felipe, había logrado con ese mismo país, ¡qué casualidad! un acuerdo de construir 5 fragatas en nuestros astilleros que eran vitales para todo el sector e imprescindibles para su futuro. También está, por cierto, lo del AVE a la Meca, pero por fortuna ese ya esta prácticamente acabado.

Arabia Saudí, claro, se ha enfadado mucho. No sabemos muy bien cuanto, pero lo suficiente para que todas las alarmas comenzaran a pitar con estruendo como si fueran buques en peligro. La construcción de los navíos, que sí, que son también de guerra, que son armas de guerra como las bombas, estaba de golpe en grave riesgo. La cancelación del pedido se puso y esta aún sobre la mesa. La realidad del mundo se daba de bruces con los aspavientos y con las soflamas. Y el Gobierno de Sánchez tuvo que ponerse a lo de todos los días, a intentar sacar la pata de donde la acaban de meter hasta el zancarrón, como cuando la ministra de Justicia quería dejar tirado al juez Llanera ante el acoso separatista, como cuando la de Trabajo legalizaba un sindicato de prostitutas, como cuando el presidente y el ministro Marlaska comenzaron agasajando a unos emigrantes para luego echar a otros a patadas, pues ahora ponerse a hacerle la pelota a los saudíes, entregarles las bombas y lo que quieran y que pareciera que no había sido nada, que todo era una bobería sacada de quicio, que ha dicho la Robles.

Pero ¿Quién ha sacado de quicio el asunto sino esta señora? ¿Pero quién se ha metido de hoz y coz en el avispero sino ella?. Para los astilleros, en particular los de Cádiz, pero también los de Ferrol y Cartagena el desastre, si se produce la cancelación del pedido, supone la pérdida de 6.000 puestos de trabajo amenazados, una inversión de 1.800 millones de euros perdida y el futuro de Navantia en el aire.

Puede que se consiga revertir el asunto y devolverlo a su cauce, de donde ella lo ha sacado. Esperemos que así sea y nos alegraremos por ello y por los trabajadores afectados. Pero ¿Y con la Robles qué pasa?. Pues no pasará nada. Denlo por hecho. Seguirá en Defensa donde no quiere estar y donde, lógicamente, poco pueden quererla a ella.

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