Publicado 24/12/2020 08:02

Francisco Muro de Íscar.- Este año, más Navidad que nunca

MADRID, 24 Dic. (OTR/PRESS) -

"Toda la noche está/ cerrándome la puerta. / Toda la noche, toda/ como una duda, alerta, / pesándome en las alas/ con una sombre negra". Son versos de un poema de José Luis Hidalgo escrito en 1947, "Manos que te buscan", manos que buscan a Dios.

Valen para esta Navidad oscura, tenebrosa, de 2020, cuando son más las incertidumbres que las certezas, cuando muchos, demasiados, han perdido la vida o la salud y todos nos sentimos temerosos y amenazados. A pesar de la increencia creciente, este año la Navidad es más necesaria que nunca. La Navidad de verdad, no la del consumismo desbordado.

No es "la fiesta de los afectos", como ha dicho el presidente del Gobierno, reacio como toda la izquierda de salón, a reconocer lo que es o a cambiar el sentido de las palabras. La Navidad, lo que celebramos desde el 24 de diciembre al 6 de enero, lo que impregna toda la cultura occidental, europea y española es el nacimiento del niño Dios, del Dios del Amor, del Perdón, de la Reconciliación, de la Esperanza. El gran misterio de la vida

Dios no vino para los que mandan ni para los que tienen todo. Dios, que sufrió la exclusión, vino para los que sufren, para los excluidos, para los que tienen hambre y sed de justicia, para los misericordiosos, para los humildes... Dios está hoy en las pateras que cruzan el Mediterráneo, en los campos de refugiados como los de Canarias, en los que huyen de las guerras o de los abusos, en los que les auxilian.

Dios está hoy en las colas del Banco de Alimentos o en las de las Caritas parroquiales, en los ancianos abandonados por sus hijos, en las residencias y en las UCI de los hospitales, en los médicos y en el personal sanitario, en los misioneros que se han quedado donde nadie quiere ir, en las cárceles, en los hogares donde no hay para comer o para pagar la luz, en los mendigos y en las personas sin hogar, en los migrantes, en las mujeres explotadas sexualmente, las nuevas esclavas del siglo XXI, en las familias de acogida, en los que sufren la soledad...

La Navidad es lo contrario del odio y de la crispación, de las exclusiones y de los excluidos. La Navidad, lo que trajo el niño Dios es amor, entendimiento, consuelo, paz. Se ha demostrado en este año que termina que somos frágiles, vulnerables, que no hay nada estable, que no tenemos respuestas para la mayor parte de las preguntas, incluida la de ese gran misterio que ahora conmemoramos. Dios es el reclamo de la dignidad de cada persona, de todas, sin excepciones. Nos hizo irrepetibles, únicos, nacidos para la vida. Dios es la última o la primera esperanza, sobre todo para los que están en la desesperanza absoluta, para los que no tienen nada. Dios, como dijo el cardenal Pironio, es "la Alianza que brotó de la Cruz" y que se inició una Navidad como ésta. El Cristo que nace para morir es donación y sacrificio, camino y verdad. Vida.

Esta Navidad es una oportunidad para detenerse un rato y elevar la mirada y recomponer conductas, Es tiempo para acompañar en las heridas a los que sufren y consolar a los que no tienen consuelo. La Navidad es el misterio más grande y hermoso de nuestra historia. Este año, más Navidad que nunca. Más Dios-Amor que nunca. Más esperanza que nunca. Vamos a sacar la esperanza del subsuelo para que crezca fuerte y vamos a llevar el espíritu de la caridad a la calle para que alcance a todos. Y de nuevo, José Luis Hidalgo: "Como dos ciegos pájaros/ que no te conocieran/ mis manos se levantan/ sobre toda la tierra/ y en lo oscuro te buscan/ creciendo a las estrellas".

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