Feria de Abril, foto antigua de Sevilla
Foto: POSTALES Y FOTOS ANTIGUAS DE SEVILLA
Actualizado: miércoles, 14 abril 2021 15:47
       

   SEVILLA, 18 Abr. (EUROPA PRESS) -

   La Feria de Abril no comenzó como hoy en día la conocemos, si bien su espíritu ha permanecido a través de los años como fuente de alegría y solución al desánimo y diversas crisis económicas. La historia está llena de peculiaridades desde el momento que sus creadores no fueron sevillanos, sino un vasco y un catalán. ¿Te suena? Descubre aquí el resto de datos que hemos recopilado de las páginas web del Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía.

   Nos remontamos al año 1842, en el que Sevilla vivió momentos realmente difíciles. La ciudad se iba medio restableciendo de los quebrantos económicos que la invasión francesa dejó en el país y, ya en plena desamortización, se iniciaron incluso aventuras industriales.

   En la Isla de La Cartuja y en un convento confiscado a los frailes, se inauguró una fábrica de loza y cerámica fina. La montaron unos ingleses y la trabajaron los sevillanos. A finales de ese año, en octubre de 1842, un huracán dejó Sevilla arrasada.

Postales y fotos antiguas de Sevilla

   Fue entonces cuando dos sevillanos de adopción, de los muchos inmigrantes que se asentaron por aquella época en Sevilla, los concejales José María Ibarra y Narciso Bonaplata -naturales de Bilbao y Barcelona, respectivamente--, tuvieron la idea de celebrar una feria anual de tres días de duración, que tendría lugar en el mes de abril y con un carácter mercantil para compra y venta de ganado. El objetivo era buscar un revulsivo que hiciera desprenderse a los sevillanos de tanta sombra de crisis, de tanto pesimismo.

   Así, solicitaron por escrito al Pleno la recuperación de las ferias de Sevilla, una en abril y otra en septiembre. Lo de recuperar tenía todo el sentido, que no en vano el permiso para celebrar ambas lo otorgó Alfonso X el Sabio en 1254, seis años después de que su padre conquistara Sevilla.

   Finalmente, el Pleno del Municipio se puso manos a la obra y solicitó de la reina Isabel II "una feria anual en los días 19, 20 y 21 de abril", dejando la de septiembre para más adelante. Una comisión municipal estudió todos los pormenores, hizo sus presupuestos y lo presentaron para su aprobación a la figura equivalente a lo que en la actualidad pudiera ser el delegado del gobierno, el cual impondría una sola modificación. Las fechas feriales deberían ser las del 18, 19 y 20 para no molestar a la feria de Carmona, coincidente en el tiempo con la propuesta inicial.

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   Y así nació la primera Feria de Abril de los tiempos modernos. Se aprobó por el Ayuntamiento el día 18 de septiembre de 1846 y se inauguró el 18 de abril de 1847 en el Prado de San Sebastián, con 19 casetas y hasta donde acudieron cerca de 25.000 visitantes.

   Sevilla, que venía siendo acuciada por un auténtico síndrome de penuria económica y de desánimo, encontró la solución con la Feria de Abril. Negocio, copas de manzanilla, cantes, bailes, alegría. Ya entonces había una zona preparada para descansar, beber y comer algo entre trato y trato.

   Con los años, la Feria se convirtió en uno de los festejos más relevantes de la ciudad y cambió su carácter mercantil por el de fiesta social. Sólo interrumpida dos años durante la Guerra Civil, en 1973 fue necesario trasladarla a su emplazamiento actual debido al alto número de visitantes.

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   Desde prácticamente los primeros años, aparte de los corrales para el ganado, se venían acotando espacios que, formados por un ligero entramado cubierto con velas o toldos, inicialmente se utilizaron como zona sombreada en la que se refugiaban los tratantes para quizás cerrar las operaciones comerciales en las que se veían interesados.

   Estas 'casillas' de lona fueron aumentando en la medida que los corrales de aquella feria comercial iba disminuyendo hasta llegar a nuestros días con la configuración de caseta de feria.

   En la actualidad, los terrenos destinados al recinto ocupan 1.200.000 metros cuadrados y están divididos en tres zonas diferenciadas --la Calle del Infierno, El Real de la Feria y los aparcamientos--. El Real se divide en 15 calles, cada una conocida con el nombre de una figura importante del toreo. En el dorso de los rótulos figura una leyenda que resume la biografía del torero. La Calle del Infierno es un parque de atracciones destinado a la diversión.

   Los trajes de flamenca o gitana están inspirados en los vestidos que llevaban las mujeres de los campesinos, unas batas ceñidas en la cintura y rematadas en los bajos con volantes. Al comprobar lo favorecedor para el cuerpo femenino que esos vestidos tenían, pronto fueron imitadas por las mujeres de la capital.

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