OVIEDO, 22 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los servicios técnicos de la Consejería de Agroganadería y Recursos Autóctonos del Principado han desestimado la propuesta para reintroducir a la osa Molina en el medio natural por existir "serias dudas sobre su viabilidad". Supondría además su traslado al cercado de lobos de Belmonte de Miranda, una zona que no está adaptada para osos.
Así lo ha asegurado la directora general de Recursos Naturales, Fina Álvarez, al término de la reunión celebrada el lunes por el Consejo Asesor del Oso Pardo, estuvo presidida por la consejera de Agroganadería, María Jesús Álvarez.
En la reunión se ha analizado la única propuesta planteada, procedente del grupo Anadel y defendida por el director del Fondo de Protección de los Animales Salvajes (Fapas), Roberto Hartasánchez, que abogaba por devolver a Molina a su hábitat original. Pese a la petición, Fina Álvarez ha insistido en que "se desconoce cómo respondería un animal al intentar reintroducirlo por segunda vez al medio natural".
Tras la sesión de trabajo del consejo, los técnicos del Principado realizarán una propuesta sobre el futuro de la osa y la Consejería de Agroganadería tomará una decisión, si bien por el momento, "no hay nada definitivo", según ha explicado Álvarez.
La osa Molina, han asegurado desde el Principado en nota de prensa, se encuentra "en perfectas condiciones" en una zona aislada del cercado de Santo Adriano desde el pasado 19 de diciembre. El ejemplar fue rescatado el 19 de septiembre del año pasado en Riomolín (Cangas del Narcea) y liberado en los montes de la Reserva Integral de Muniellos el 29 de noviembre, después de su recuperación en el Centro de la Fauna de Sobrescobio.
Molina pasó los primeros quince días en Muniellos explorando el territorio y actuando con normalidad. No obstante, el 6 de diciembre inició una serie de aproximaciones a Degaña que finalizaron con varios días de presencia continuada en jardines, huertos, aparcamientos, polideportivo, cementerio y carretera de la localidad. El animal llegó a deambular entre las viviendas, por lo que fue necesaria la vigilancia permanente de la Guardería del Medio Natural.
Las medidas disuasorias adoptadas inicialmente "no resultaron eficaces" y tras consultar con el grupo habitual de asesores, se decidió que el ejemplar "tenía serias dificultades para continuar con su vida en el medio natural y que su permanencia en libertad podría acarrear un riesgo potencial para las personas y para su propia supervivencia".
