La sala de San Benito en Valladolid acoge desde hoy la muestra 'Recuerdos enterrados. Las fotografías de Henryk Ross'

Actualizado: viernes, 10 octubre 2008 16:15

La exposición incluye 160 fotografías que el artista realizó en el gueto Lodz (Polonia) durante la II Guerra Mundial

VALLADOLID, 10 Oct. (EUROPA PRESS) -

La sala municipal de exposiciones de San Benito en Valladolid acoge desde hoy y hasta el próximo 16 de noviembre la muestra 'Recuerdos enterrados. Las fotografías de Henryk Ross', una "dura y emotiva" colección que es, a su vez, uno de los documentos fotográficos "más importantes del siglo XX", según informaron a Europa Press fuentes del Consistorio vallisoletano.

La exposición incluye una selección de 160 fotografías de la colección de Ross, en el gueto de la ciudad polaca de Lodz durante la Segunda Guerra Mundial.

Se trata de imágenes "de gran valor documental" que nos hablan de la vida cotidiana de sus habitantes, "de cómo estos hombres, mujeres y niños viven dignamente en este contexto opresor". Tras sobrevivir al genocidio, Henryk Ross se dedicó a divulgar los horrores del nazismo.

Por un lado, colaboró con diversos libros y exposiciones como 'Unser Weg ist Arbeit' ('Nuestro camino es el trabajo'), la más importante sobre la historia de Lodz, celebrada en Frankfurt hace más de una década.

Asimismo, en 1961 fue testigo durante el juicio contra Adolf Eichmann en Jerusalén y diez años después, contra un miembro de la Gestapo en Alemania. En estos procesos, sus fotografías y experiencia personal mostraron, una vez más, la cara más siniestra del Holocausto. La exposición fue clausurada recientemente en Photo España 2008, mientras que en Valladolid permanecerá abierta hasta el 16 de noviembre, en horario de martes a domingos de 12.00 a 14.00 horas y de 18.30 a 21.30 horas.

Henryk Ross nació en Varsovia en 1910. Antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, Ross era fotógrafo deportivo en un periódico local y durante la defensa de Polonia, fue uno de los combatientes. Durante la Segunda Guerra Mundial Henryk Ross fue encerrado por los alemanes en el gueto de la ciudad polaca de Lodz, el segundo gueto judío más importante de Europa durante la guerra.

Allí se convirtió --a lo largo de los cinco años que duró la invasión de su país y junto a Mendel Grossman, fotógrafo oficial del Departamento de Estadística de la administración judía y de los servicios de propaganda-- en uno de los fotógrafos oficiales del Departamento de Estadística, un puesto que le posibilitó el acceso al material fotográfico y a los procesos de revelado.

De este modo, Ross reunió una extensa documentación gráfica sobre el gueto, arriesgando incluso su propia vida. Antes de la liquidación del gueto, Ross enterró toda su documentación, y como superviviente del genocidio, pudo rescatar sus negativos y recuerdos una vez terminada la guerra.

Frente a la memoria colectiva más conocida de los guetos, donde "el sufrimiento, la tristeza y la desesperación eran parte intrínseca del día a día", en las fotografías de Henryk Ross aparecen personas para las que la alegría es una emoción que no han olvidado.

UNO DE LOS GUETOS "MÁS PRODUCTIVOS"

Las estremecedoras instantáneas de Ross muestran el sueño de aparente normalidad del que disfrutaron los cerca de 8.000 judíos que colaboraron con los alemanes para hacer de Lodz uno de los guetos más productivos de la Segunda Guerra Mundial. Parecen haber sido captadas antes del conflicto, porque en ellas hay madres que alimentan a sus hijos, niños que juegan y jóvenes que bromean".

Y es que sus protagonistas vivieron "engañados". Creyeron en las promesas de los oficiales nazis de que salvarían sus vidas, tuvieron mejores ropas y más comida, pero también fueron asesinados. La burbuja de normalidad que les envolvía se desvaneció en los campos de exterminio. Muchas de sus imágenes plantean el interrogante de si el fotógrafo pudo estar más cerca de esa clase privilegiada de lo que él estaba dispuesto a reconocer.

Ahora bien, Ross no trató de ocultar sus imágenes más personales indefinidamente; mantuvo y conservó su archivo y, antes de morir, lo preparó y catalogó para que las futuras generaciones pudieran desentrañar su misterio.

Ross emigró a Israel en 1950 donde murió en 1991. En 1997 el hijo de Henryk Ross puso a disposición del londinense Archive of Modern Conflict (Archivo de los Conflictos Modernos) una colección de más de 3.000 negativos que su padre había realizado en el gueto de Lodz. Aunque una parte de esas imágenes ya había sido desvelada, otra había permanecido oculta por expreso deseo de su autor. Las instantáneas inéditas eran aquellas que captaban escenas cotidianas del gueto: parejas besándose, niños jugando en las calles, banquetes de boda con alegres comensales.

A simple vista, parecían escenas costumbristas de antes de la guerra. Nada más lejos de la realidad. Esas fotos también fueron tomadas en el gueto. Junto a esas instantáneas de vida normal, estaban las que Ross había enseñado mientras vivió, las que dan sentido al sobrenombre de "antesalas del infierno" que recibieron estos lugares en la época nazi y en los que murieron unos 500.000 judíos.